

El Legal Design Thinking es una técnica utilizada en el ámbito del derecho para satisfacer las necesidades o resolver los problemas del cliente a través de ideas innovadoras y creativas.
En la actualidad, son muchos los despachos de abogados que se apoyan en esta metodología que, además, potencia su transformación digital, uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el sector y en el que podrás especializarte con nuestro Máster en Derecho Digital.
En este artículo te contamos todo lo que debes saber sobre el proceso del Legal Design Thinking, su aplicación, y los beneficios que ofrece a nivel jurídico.
¿Qué es elLegal Design Thinking?
El concepto de Legal Design se gestó hace menos de una década en la Universidad de Standford y ha adquirido gran popularidad en los últimos años. En términos generales, su objetivo es adaptar el lenguaje jurídico a la población. Para ello, utiliza una terminología más coloquial y fácil de entender por el público no especializado.
Por su parte, el pensamiento de diseño o Design Thinking es una metodología centrada en las personas que crea soluciones para sus problemas.
El Legal Design Thinking es, por tanto, una fusión de derecho y marketing, cuyo fin es ofrecer servicios legales adaptados a las necesidades de los clientes.
La fusión entre el derecho y la tecnología
La transformación digital del sector legal es una realidad. La tecnología se ha convertido en un elemento indispensable en la cultura corporativa de muchas firmas.
Si bien es cierto que queda camino por recorrer, son pocos los despachos que todavía no han sucumbido a las múltiples ventajas que la tecnología ofrece, entre las que destacan:
- La automatización de procesos repetitivos.
- La reducción de costes.
- La garantía de calidad.
- Un mayor alcance.
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Aplicación del Legal Design Thinking por abogados
Todos los profesionales del sector jurídico pueden aplicar el Legal Design Thinking. En un despacho de abogados, por ejemplo, esta metodología puede abordarse desde dos vertientes:
- Procesos internos. Ayuda a los abogados a detectar incidencias en la ejecución de sus gestiones. De este modo, no solo pueden identificar y proponer mejoras, sino también ejecutarlas a través de diferentes aplicaciones y plataformas tecnológicas.
- Cliente. En este caso, el Legal Design Thinking se plantea como una herramienta de interacción entre cliente y abogado que permite al último identificar las necesidades y expectativas del primero. De este modo, puede asegurar su satisfacción con el servicio prestado.
Como habrás observado, en ambos casos, el abogado ha de mostrar una actitud proactiva y una firme disposición a aprender y mejorar.
¿Cómo es el proceso de Legal Design Thinking?
Aunque existen distintas formas de aplicar esta metodología, podemos clasificar este proceso en cinco fases:
Fase 1: empatizar
Para entender el problema o la necesidad que debemos cubrir, tenemos que ser capaces de escuchar al cliente y empatizar con él. Solo así estaremos capacitados para desarrollar una solución satisfactoria.
Fase 2: definir
Antes de fijar nuestro objetivo debemos aplicar un filtro a la información recopilada en la fase anterior y quedarnos únicamente con aquella que aporte valor. Los mapas mentales son una excelente herramienta para organizar ideas en esta etapa.
Fase 3: idear
El brainstorming o lluvia de ideas es la clave de esta fase, caracterizada por su creatividad. En ella, debemos ser capaces de plantear distintas alternativas y soluciones al problema o necesidad que tratamos de solventar.
Fase 4: prototipar
Es en este momento cuando daremos forma a nuestras ideas. Recuerda no invertir demasiado tiempo ni recursos, ya que se trata de una fase experimental. Los mockups, infografías o presentaciones pueden ayudarnos a crear estos modelos.
Fase 5: evaluar
Con el propósito de obtener feedback, podemos dar a conocer nuestro prototipo a clientes potenciales a través de focus groups, entrevistas o test. Posteriormente, analizaremos sus valoraciones y así estaremos en disposición de plantear mejoras si procede.
En definitiva, el Legal Design Thinking se presenta como una excelente herramienta para identificar problemas o necesidades internas y externas que permitan mejorar el servicio prestado por los despachos de abogados.
Su factor digital, cada vez más latente, abre además nuevas puertas para la captación y fidelización de clientes, pero también para el mejor posicionamiento de los despachos en un mercado cada vez más competitivo.
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