Todo negocio necesita una hoja de ruta. No solo debe conocer a su público objetivo y tener clara su propuesta única de valor, sino que también debe tener una buena planificación financiera. Sin un plan financiero es difícil que una empresa tenga éxito a largo plazo o pueda superar los obstáculos que aparecen en el camino. Por esa razón, antes de emprender conviene contar con una formación sólida, como un Máster MBA en Canarias, una formación para adquirir los conocimientos fundamentales sobre administración y dirección de empresas.
La planificación financiera implica la elaboración de un presupuesto empresarial en el que se incluyen los recursos con los que cuenta el negocio, con el fin de garantizar su viabilidad económica y alcanzar los objetivos de rentabilidad establecidos. Dicha planificación es fundamental para las empresas por varios motivos:
El proceso de planificación financiera en una empresa está compuesto por diferentes etapas:
Esta primera fase de la planificación financiera responde a una pregunta sencilla: ¿cuál es la situación económica actual de la empresa? Para formarte una idea debes tener en cuenta los ingresos que obtiene el negocio por cualquier vía, desde las ventas directas hasta los intereses de productos financieros, así como los gastos fijos y variables en los que incurre, de las comisiones bancarias al alquiler del local.
También debes considerar las financiaciones que tenga el negocio y la amortización de los bienes inmobiliarios y mobiliarios, sin olvidar los seguros, ya que estos pueden actuar como una garantía económica en caso de que se produzcan imprevistos con el potencial para afectar la supervivencia de la empresa.
La segunda fase de la planificación financiera debe responder a otra pregunta: ¿en qué punto se encontrará la empresa dentro de cinco años? Es conveniente establecer objetivos anuales que ayuden a distribuir el presupuesto, pero también es importante definir metas para los siguientes cinco años ya que estas permiten ir alcanzando hitos fundamentales para conseguir los objetivos de la planificación financiera a largo plazo que implican un cambio sustancial en el tamaño de la empresa, su volumen de negocio y/o reconocimiento social.
La tercera fase de la planificación financiera responde a la pregunta: ¿cómo usar los recursos para alcanzar los objetivos intermedios y finales? A corto plazo es fundamental tomar medidas para garantizar la viabilidad económica del proyecto, por lo que tendrás que priorizar la liquidez, ajustar costes y evitar un nivel de endeudamiento elevado. Sin embargo, a largo plazo puedes seguir estrategias más flexibles que, sin perder de vista la liquidez, se enfoquen más en la rentabilidad y la inversión para estimular el crecimiento empresarial.
El proceso de planificación financiera no termina con el diseño de la estrategia, es necesario dar seguimiento a los resultados y comprobar que se están alcanzando los objetivos previstos. Se recomienda revisar la estrategia financiera, al menos, de manera semestral para que puedas detectar rápidamente cualquier desviación del plan y la corrijas introduciendo los ajustes que sean necesarios.
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