Cuando una persona acude a una sesión de terapia para corregir algún tipo de trastorno que afecte a su salud mental, el psicólogo le animará a hablar de sus sentimientos, vivencias o pensamientos como forma de abordar el origen del problema.
Para ello, lleva a cabo lo que conocemos como análisis de la conducta, un enfoque que se estudia en profundidad en titulaciones como el Grado en Psicología en Madrid, Valencia, Canarias y Alicante de la Universidad Europea, así como en su versión online.
El análisis funcional de la conducta humana es un enfoque de la psicología que se centra en buscar las causas de los comportamientos humanos. Su objetivo es entender la relación que existe entre los antecedentes, la conducta y las consecuencias de las acciones de un individuo. Con esta información, el profesional puede entender el motivo o propósito detrás de un comportamiento específico y realizar intervenciones más efectivas para tratarlo.
Entre las características más destacadas de un análisis de conducta destacan las siguientes:
Desarrollar un análisis funcional de la conducta está entre las muchas tareas que hace un psicólogo general sanitario. Realizar este análisis permite a los profesionales de la psicología lograr los siguientes objetivos:
El análisis funcional de conducta debe ser siempre realizado por un profesional especialista en las ramas de la psicología correspondientes. Para llevarlo a cabo, se recomienda seguir los siguientes pasos:
En el primer apartado, el especialista se enfocará en identificar el problema. Para ello, empezará por elaborar una lista de los problemas del paciente, asignando un orden de prioridad a cada uno.
Durante esta fase, se analizará la conducta del paciente observando las circunstancias antes, durante y después del comportamiento que se desea tratar. También se tendrá en cuenta cualquier factor biológico relacionado.
Llegados a este paso, el profesional deberá de identificar antecedentes que preceden al comportamiento problemático y las consecuencias que pueden estar influyendo en su prolongación.
Una vez terminemos el análisis histórico, podrá pasarse a la elaboración de la hipótesis. En esta fase, el profesional integrará toda la información recopilada para formular una explicación coherente sobre por qué está ocurriendo el comportamiento y qué factores lo mantienen.
El último paso consiste en definir los objetivos de la intervención con el paciente. Estos objetivos pueden ajustarse, ya que las hipótesis deben ser probadas y ajustadas mediante intervenciones controladas para evaluar la función del comportamiento y modificarlas de ser necesario.
La importancia de realizar este análisis radica en su capacidad para ofrecer una comprensión detallada del comportamiento individual que facilite la implementación de estrategias que aborden las necesidades específicas del enfermo. Con base en esta información, el profesional deberá interpretar los datos y formular soluciones que ayuden a mejorar la salud mental del paciente.
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