
Todos los sistemas y programas de software tienen una serie de debilidades que los hackers pueden utilizar a su favor para ejecutar acciones no autorizadas y ciberataques. Mediante la técnica conocida como exploit, un ciberdelincuente puede, por ejemplo, acceder a información confidencial, comprometer la seguridad de un entorno informático o incluso tomar el control total de una red.
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Un exploit es un fragmento de código o un conjunto de instrucciones que aprovechan una vulnerabilidad particular de un sistema para lograr un objetivo específico, como obtener acceso no autorizado, ejecutar código malicioso o interrumpir el funcionamiento de un programa. Estas vulnerabilidades pueden estar presentes en sistemas operativos, aplicaciones web, software de red o incluso en dispositivos físicos.
Los exploits pueden ser utilizados con diversos fines. Los expertos en ciberseguridad los emplean para realizar pruebas de penetración y detectar posibles vulnerabilidades antes de que sean explotadas por ciberdelincuentes. Sin embargo, en el lado opuesto, los hackers malintencionados los usan para lanzar ciberataques con el objetivo de robar información, dañar sistemas o espiar a usuarios.
Los exploits pueden clasificarse según distintos criterios, como el tipo de vulnerabilidad que aprovechan o el momento en que se descubren. Los tipos más comunes son los siguientes:
El acceso a un sistema mediante exploits suele seguir siempre los mismos pasos. Conocerlos es esencial para que las actividades de protección y prevención sean eficaces.
Los atacantes analizan sistemas en busca de fallos de seguridad. Esto puede hacerse mediante herramientas automatizadas que escanean redes y aplicaciones en busca de errores en el código o configuraciones incorrectas.
Una vez detectada la vulnerabilidad, se diseña un código malicioso que la aprovechará para ejecutar comandos arbitrarios o tomar el control del sistema.
El exploit se utiliza para explotar la vulnerabilidad, ya sea enviándolo como un archivo adjunto en un correo electrónico, inyectándolo en un sitio web comprometido o explotándolo de manera remota a través de Internet.
Una vez dentro, los atacantes pueden robar información, instalar malware o realizar otras acciones perjudiciales, como el cifrado de archivos en ataques de ransomware.
Para minimizar el riesgo de sufrir un ataque basado en exploits, es fundamental adoptar buenas prácticas de seguridad informática. Estas son algunas de las más extendidas:
Otro aspecto clave en la seguridad de sistemas es la gestión de bases de datos, ya que muchas vulnerabilidades pueden estar relacionadas con el manejo incorrecto de información almacenada en servidores. Por ejemplo, las inyecciones SQL son una técnica común en la que un atacante introduce código malicioso en consultas de bases de datos mal protegidas. Para evitar este tipo de amenazas, es fundamental comprender cómo funciona el lenguaje de programación SQL y aplicar medidas de protección adecuadas.
Los exploits son una amenaza constante en el ámbito de la informática y la ciberseguridad. Su detección y mitigación son esenciales para proteger tanto sistemas personales como infraestructuras empresariales. Si estás pensando en especializarte en sistemas informáticos y todo lo que engloba el mundo de la informática, en la Universidad Europea puedes acceder a una gran variedad de carreras de ingeniería donde estudiar la rama que más te interese como: