
Educación
A lo largo de la historia, la educación ha sido un factor determinante para el desarrollo de la sociedad. El proceso educativo contribuye a dar forma a la cultura, sintetiza las demandas sociales, canaliza las exigencias laborales y abarca los cambios del desarrollo tecnológico.
Sin embargo, la sociedad también cambia constantemente, de manera que los docentes no se pueden limitar a reproducir la cultura y el saber acumulado, sino que deben mantenerse al tanto de esas transformaciones para preparar a las nuevas generaciones. Para garantizar ese proceso de asimilación, construcción y reconstrucción de los significados sociales, la formación docente es una pieza clave.
La formación docente engloba todas las políticas y procedimientos enfocados en preparar a los profesores para que puedan adquirir los conocimientos, actitudes y habilidades necesarios para desarrollar de manera eficaz su labor en el aula y la comunidad escolar. Por tanto, se refiere al trayecto que recorren los profesores desde que comienzan a estudiar la carrera de Educación hasta el día en que se jubilan ya que también incluye la formación de postgrado, desde los seminarios y cursos para docentes hasta los programas de máster o doctorado en Educación.
Con fines didácticos, es posible dividir la formación continua del docente en tres grandes etapas o ciclos educativos:
La formación docente es tan importante para la calidad del proceso educativo y la sociedad en general que la Unesco llegó a indicar que “si el docente no cambia, no podrán hacerse cambios relevantes en los procesos educativos para que estos sean conforme a la necesidad que se genera de las demandas sociales”.
La formación permanente del profesorado permite a los docentes desarrollar sus competencias educativas, apropiarse de las herramientas didácticas para ejercer su trabajo en las aulas y adquirir el conocimiento necesario para comprender mejor tanto cómo se produce el proceso de enseñanza-aprendizaje como las características psicológicas de los estudiantes. Por tanto, seguir formándose a lo largo de la vida no solo les ayuda a crecer profesionalmente, sino que impacta de manera positiva en la calidad educativa.
La calidad educativa depende en gran medida del trabajo y la formación de los profesores. En este sentido, un metaanálisis realizado por la Campbell Collaboration confirmó que existe una correlación positiva entre la formación continua del docente y la calidad de la educación impartida.
Sin duda, es importante que los profesores se mantengan actualizados para que sean capaces de aplicar las herramientas educativas más eficaces y puedan integrar en sus clases los cambios tecnológicos que se están produciendo en la sociedad. Solo así podrán preparar adecuadamente a sus estudiantes para afrontar las exigencias futuras.
De hecho, la nueva sociedad del conocimiento demanda una educación integral. Los docentes no solo deben preparar a sus estudiantes para que terminen un nivel educativo, sino que deben promover un aprendizaje significativo y habilidades sólidas que los ayuden a adaptarse a los cambios que demanda el mercado laboral. Si los docentes no se actualizan, no podrán formar a sus estudiantes en los perfiles de egreso exigidos.
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