
El movimiento Zero Waste, un enfoque integral de sostenibilidad que busca reducir al máximo la generación de residuos propone un estilo de consumo comprometido con el medioambiente y la protección de los recursos naturales. Muchas empresas y organizaciones se están apuntando a esta tendencia, que les permite optimizar los recursos y mejorar la imagen corporativa. No obstante, para ello necesitan profesionales especializados.
Si estás pensando en dedicarte profesionalmente al área de la sostenibilidad dentro del mundo empresarial, puedes estudiar el Grado en Medio Ambiente en Madrid o el Grado en Ciencias Ambientales online, impartidos por la Universidad Europea dentro de la Escuela de Sostenibilidad. En ellos aprenderás a encontrar soluciones a través de la ingeniería ambiental, el reciclaje o la agricultura ecológica, por ejemplo.
En este artículo te explicamos en qué consiste exactamente el Zero Waste, cómo se relaciona con la economía circular y cómo se pueden certificar estas iniciativas.
El término Zero Waste se traduce literalmente como “cero residuos” y hace referencia a una estrategia que busca repensar la forma en la que producimos y consumimos, con el objetivo de evitar que los residuos acaben en vertederos o incineradoras. La meta es sencilla en teoría, pero ambiciosa en la práctica. Se trata de adoptar nuevos hábitos para que todo lo que usamos pueda volver a integrarse en el ciclo de producción o descomponerse sin dañar el medioambiente.
Esta filosofía no solo se aplica a nivel individual, sino también en empresas, instituciones y gobiernos que buscan reducir su huella de carbono y promover la sostenibilidad ambiental. No se trata de una simple moda: es un compromiso ético y ecológico frente a los retos actuales del cambio climático y el impacto de los residuos sólidos.
Para entender el concepto de Zero Waste, es fundamental conocer su relación con la economía circular. Esta última propone un modelo de producción y consumo en el que los recursos se aprovechan al máximo, evitando el modelo lineal de “producir-usar-tirar”.
El residuo cero es una forma concreta de aplicar los principios de la economía circular. En lugar de considerar los residuos como el final del ciclo, se busca darles una nueva vida:
Este enfoque permite reducir el uso de materias primas, minimizar los residuos agrícolas e industriales y combatir fenómenos como el efecto invernadero.
Una de las bases del movimiento Zero Waste son las llamadas “5R”. Este conjunto de principios sirve de guía para quienes quieren adoptar un estilo de vida más responsable y sostenible:
Evita lo que no necesitas. Di no a bolsas de plástico, productos de un solo uso o embalajes innecesarios. Rechazar es el primer paso para frenar la generación de residuos desde su origen.
Reduce tu consumo al mínimo necesario. Menos productos significa menos residuos. Esta práctica también conlleva el consumo responsable y la elección de opciones más sostenibles.
Dale una segunda (o tercera) vida a los objetos. Desde la ropa hasta los electrodomésticos, muchos productos pueden tener una larga vida útil si los tratamos con cuidado.
Cuando no puedas reutilizar, asegúrate de reciclar de forma correcta. Aunque no es la primera opción dentro del modelo Zero Waste, sigue siendo clave para evitar que los residuos acaben contaminando el entorno.
En español, “rot” significa compostar. Esta práctica permite transformar los residuos orgánicos en abono natural. Es ideal para restos de comida o residuos agrícolas, y contribuye a cerrar el ciclo de los materiales de forma natural.
Cada vez son más las organizaciones que se comprometen con los principios de residuo cero, y lo hacen de forma oficial a través de certificaciones especializadas. La certificación de Zero Waste reconoce a aquellas empresas o instituciones que gestionan sus residuos de forma sostenible, con una tasa de reciclaje o reutilización superior al 90 %. Para obtener esta certificación se deben adoptar cambios en toda la cadena de valor, desde el diseño del producto hasta la gestión logística y los procesos internos.
Hay varias organizaciones que se encargan de evaluar y otorgar la certificación de residuo cero. Estas son algunas de las más importantes a nivel global, europeo y español:
Contar con alguna de estas certificaciones no solo aporta valor añadido a las organizaciones, sino que también impulsa una transformación interna hacia prácticas más respetuosas con el entorno y alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
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