
Las enfermedades cardiovasculares causan uno de cada tres fallecimientos en España, por lo que son la primera causa de muerte, incluso por encima del cáncer y las afecciones respiratorias, según la Fundación Española del Corazón. Dentro de los problemas del corazón, las arritmias son uno de los más comunes.
Para entender qué es una arritmia hay que comprender el funcionamiento del corazón. Los latidos del corazón se producen gracias a unos impulsos eléctricos que hacen que las aurículas y los ventrículos se contraigan y relajen.
Estos movimientos dan lugar a las dos etapas del ciclo cardiaco: diástole y sístole. La diástole se produce cuando el músculo cardíaco se relaja y la cavidad se llena de sangre mientras que la sístole se debe a la contracción del músculo cardíaco que devuelve la sangre al torrente circulatorio.
Ese proceso ocurre de forma regular y rítmica, cuando se altera se produce una arritmia, que no es más que un trastorno del ritmo cardíaco. Las arritmias pueden deberse a que el impulso eléctrico no se genera adecuadamente, se origina en un sitio erróneo o existe una alteración en las vías de la conducción eléctrica.
Existen diferentes tipos de arritmias cardiacas, las cuales se pueden clasificar por su origen, modo de presentación o frecuencia. La clasificación más habitual tiene en cuenta la velocidad de la frecuencia cardiaca:
Cabe aclarar que la arritmia puede estar presente todo el tiempo, en cuyo caso se hace referencia a una arritmia crónica, o puede ser intermitente y presentarse solo en ocasiones puntuales, a lo cual se le conoce como arritmia paroxística.
Los diferentes tipos de arritmias no siempre indican un problema. Sin embargo, si aparecen de forma frecuente y en reposo, es importante acudir al médico. Los cardiólogos son los especialistas en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan el sistema cardiovascular, incluido el corazón y los vasos sanguíneos.
El tratamiento dependerá básicamente del tipo de arritmia cardiaca y su causa. En el caso de la bradicardia, cuando se descarten las causas no cardiacas, se podría colocar un marcapasos para registrar la actividad eléctrica y estimular el corazón cuando sea necesario. En el caso de las taquicardias, es importante tratar los factores predisponentes o agravantes, además de controlar la arritmia con fármacos que reduzcan la frecuencia cardiaca. A los pacientes con riesgo de arritmias mortales se les puede implantar un desfibrilador que administre descargas eléctricas dentro del corazón para detener las arritmias que pongan en peligro su vida.
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