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Medicina y Salud
22 de Diciembre de 2023

SIBO: ¿qué es el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado?

sibo

Un mayor interés en la investigación y comprensión de las enfermedades gastrointestinales, los avances en la tecnología médica y las técnicas de diagnóstico, y una creciente conciencia pública sobre la salud digestiva de los individuos han llevado a que el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado) se posicione como un tema de gran relevancia en la actualidad.

En este artículo, exploraremos a fondo qué es el SIBO, sus causas subyacentes y síntomas, las pruebas diagnósticas disponibles, así como las opciones de tratamiento, incluyendo el apoyo nutricional y el uso de antibióticos.

Además de explorar estos aspectos fundamentales del SIBO, en la Universidad Europea te brindamos las herramientas necesarias para abordar estos temas con un enfoque especializado y actualizado a través de nuestro Máster en Nutrición Clínica online y el Máster en Nutrición Clínica.

¿Qué es el SIBO?

El SIBO, conocido como sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, es una condición gastrointestinal en la que se produce un aumento anormal de bacterias en el intestino delgado, que no suelen encontrarse en esta parte del tubo digestivo.

En circunstancias normales, el intestino delgado tiene relativamente pocas bacterias debido al rápido flujo de su contenido y a la presencia de bilis. Sin embargo, en el caso del SIBO, este equilibrio se ve alterado y eso hace que el paso de alimentos y deshechos a través del intestino delgado se ralentice y se cree un caldo de cultivo para las bacterias.

Este sobrecrecimiento bacteriano puede causar molestias gastrointestinales e interferir con la absorción adecuada de nutrientes. Esto último porque el intestino delgado es donde los alimentos se mezclan con los jugos digestivos y el torrente sanguíneo absorbe los nutrientes y, cuando se da el SIBO, las bacterias los consumen antes de que lo haga el cuerpo.

Causas del SIBO

Las causas del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado son variadas y, a menudo, suelen estar relacionadas con factores estructurales, funcionales o inmunológicos. Entre ellos, se incluyen:

  • Disbiosis intestinal o desequilibrio de la microbiota intestinal.
  • Trastornos de motilidad intestinal, como la enfermedad de Crohn, la esclerodermia o la diabetes.
  • Adherencias abdominales, ya sea por cirugías previas o inflamación crónica.
  • Falla en las válvulas que regulan el flujo de contenido intestinal.
  • Hipoclorhidria o disminución de la producción de ácido clorhídrico en el estómago.
  • Uso prolongado de algunos medicamentos, como los antibióticos de amplio espectro.
  • Estancamiento del contenido intestinal debido a la presencia de obstrucciones intestinales o problemas de evacuación normal.
  • Deficiencias inmunológicas.
  • Intervenciones quirúrgicas en el tracto gastrointestinal, especialmente aquellas que implican la reducción del estómago o cambios en la anatomía.
  • Consumo excesivo de ciertos tipos de carbohidratos fermentables.

Es importante destacar que estas causas no actúan de manera aislada. De hecho, es posible que varios factores pueden contribuir al desarrollo del SIBO.

SIBO: síntomas

Los síntomas del SIBO engloban manifestaciones gastrointestinales que pueden afectar mucho a la calidad de vida de quienes lo experimentan. Algunos de los más frecuentes comunes son:

  • Hinchazón abdominal. 
  • Gases y flatulencias.
  • Diarrea persistente.
  • Malestar general en la región abdominal.
  • Cambios en la consistencia y apariencia de las heces.
  • Sensación de plenitud abdominal. 
  • Náuseas y episodios de vómitos.
  • Pérdida de peso no intencional. 

En casos más severos de SIBO, pueden presentarse síntomas sistémicos como, por ejemplo: dolor articular o de cabeza, fatiga crónica o problemas cutáneos, entre otros.

¿Qué pruebas se hacen para detectar el SIBO?

Para detectar el sobrecrecimiento bacteriano, es recomendable la realización de pruebas específicas diseñadas para evaluar la presencia de bacterias anómalas y excesivas en el intestino delgado. Entre las pruebas diagnósticas de SIBO más habituales, se encuentran:

  • Prueba de aliento: esta mide los niveles de gases producidos por las bacterias en el intestino delgado. Se administra al paciente una solución azucarada y luego se analizan las muestras de aliento para detectar la presencia de gases como el hidrógeno y el metano.
  • Endoscopia con aspirado duodenal y cultivo de líquidos: esta prueba SIBO consiste en tomar muestras directas del líquido presente en el intestino delgado para estudiarlo y determinar la presencia y el tipo de bacterias.
  • Análisis de sangre: se pueden hacer estudios de sangre para buscar marcadores específicos, como la detección de anticuerpos contra determinadas bacterias, lo que sugeriría la presencia de SIBO.
  • Pruebas de heces: los análisis fecales pueden proporcionar indicios de características particulares que aluden a la existencia de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
  • Exploración radiológica: según las circunstancias, se puede utilizar una exploración radiológica del intestino delgado, como una resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC), para identificar anomalías estructurales o cambios en la motilidad intestinal.

Es importante señalar que no hay una prueba única y concluyente para diagnosticar el SIBO. A veces, se evalúan en conjunto los resultados de varias pruebas para obtener una evaluación más precisa. Además, es imprescindible que un profesional de la salud con experiencia en gastroenterología interprete estos resultados para garantizar un diagnóstico adecuado y la formulación de un tratamiento personalizado.

SIBO: tratamiento

El tratamiento integral del SIBO tiene por objetivo eliminar las bacterias responsables del sobrecrecimiento y restaurar la salud digestiva. Este comprende dos elementos clave:

Antibióticos específicos

Cuando se confirma el diagnóstico de SIBO, se recurre a antibióticos específicos diseñados para atacar las bacterias que están proliferando en el intestino delgado. Estos son seleccionados con cuidado para maximizar la eficacia del tratamiento y minimizar los posibles efectos secundarios. Es esencial seguir el curso completo del tratamiento según las indicaciones de un profesional de la salud para unos resultados óptimos.

Apoyo nutricional

El apoyo nutricional desempeña un papel crucial en el tratamiento del SIBO. Este busca restaurar el equilibrio en la microbiota intestinal, además de promover la salud digestiva. Algunos aspectos fundamentales del apoyo nutricional incluyen:

  • Dieta baja en FODMAP: reducir la ingesta de alimentos ricos en FODMAP (fermentables, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles) puede aliviar los síntomas asociados al SIBO.
  • Probióticos: la introducción controlada de probióticos beneficiosos puede contribuir a restablecer la flora intestinal saludable. Es importante seleccionar cepas específicas y ajustar las dosis según las necesidades individuales, algo que puedes aprender en nuestro Máster en Microbiota Humana.
  • Fibras solubles: incluir fuentes de fibras solubles en la dieta favorece la salud intestinal y ayuda a la prevención de recurrencias.
  • Suplementos nutricionales: en algunos casos, se pueden recomendar suplementos específicos para abordar deficiencias nutricionales y mejorar la absorción de nutrientes.

En resumen, el SIBO es una condición que requiere una atención integral. Desde comprender sus causas y síntomas hasta someterse a pruebas diagnósticas y seguir un plan de tratamiento que combine apoyo nutricional y antibióticos, abordar el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado de manera holística es esencial para recuperar el bienestar del sistema digestivo.

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