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Medicina y Salud
Los alimentos probióticos son aquellos que contienen microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades apropiadas como parte de un alimento, confieren al huésped un beneficio para la salud. Se trata de una definición ya empleada a principios de los años 2000 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Pero, sorprendentemente, la Unión Europea no ha definido legalmente a día de hoy qué es un alimento probiótico.
Ante ese vacío legal, la propia FAO ha establecido una serie de recomendaciones a seguir en cuanto a la información que debe incluir el etiquetado de todo probiótico que salga al mercado.
En este artículo te informamos acerca de qué contenido debe estar siempre presente en los distintivos de los productos de alimentación probiótica. Si el tema te atrae lo suficiente y quieres ampliar conocimientos, siempre tienes la opción de cursar el Máster en Microbiota Humana en la Universidad Europea.
Según las recomendaciones de la FAO, todo probiótico debería contar con un etiquetado cubriendo los aspectos que te detallamos a continuación:
No son los anteriores los únicos datos que pueden ser incluidos en el etiquetado de los productos de alimentación probiótica, puesto que existen más que hacen especial referencia a las materias primas usadas en su producción.
Las alergias y los hábitos alimentarios también deberían ser tenidos en cuenta en los distintivos que se le colocan a los probióticos. Entre estos elementos adicionales al etiquetado básico figuran:
La falta de regulación legal del concepto de probiótico no impide que sean empleados en la alimentación. Un producto tan básico como el yogur está creado a base de microorganismos vivos, como el Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus y Streptococcus thermophilus. La propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha reconocido los beneficios que provocan en la digestión de personas con problemas para digerir la lactosa.
Algunos tipos de quesos cheddar, mozzarella y gouda también pueden contener probióticos en su elaboración. Pero, más allá de los lácteos, existen otros probióticos cada vez más presentes en la alimentación diaria, como el kimchi, la kombucha, el miso, los encurtidos y el kéfir. Sus beneficios a la hora de controlar el colesterol, prevenir enfermedades cardiovasculares y combatir problemas intestinales hacen de la alimentación probiótica una opción saludable a incluir en toda dieta, siempre que los hábitos de cada uno lo permitan.
Esperamos que este artículo te haya ayudado a comprender qué son los probióticos y cuáles son sus principales características. Si quieres ampliar información sobre la microbiota en la salud humana y las diferencias entre prebióticos y probióticos, entre otros temas, te invitamos a conocer la labor divulgativa de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos.