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La ecografía musculoesquelética es una técnica cada vez más utilizada en la práctica clínica del fisioterapeuta, tanto en el diagnóstico como en el posterior tratamiento, ya que permite evaluar de manera rápida y en tiempo real las lesiones, así como dar seguimiento a su evolución. Por esa razón, también se usa en el campo de la Terapia Manual y la Fisioterapia del Deporte.
La ecografía es una técnica diagnóstica que se usa para definir las estructuras del cuerpo humano mediante la emisión y recepción de ultrasonidos, que no son más que ondas acústicas de muy alta frecuencia no perceptibles para el oído humano.
Cuando el ecógrafo emite esos ultrasonidos mediante el transductor, estos se propagan a través de los tejidos y chocan contra las interfases reflectantes. Como resultado, se reflejan en proporciones distintas según la composición de los tejidos, lo que da lugar a imágenes en “escala de grises”.
La ecografía musculoesquelética, en especial, se utiliza para evaluar lesiones de tendones, músculos, ligamentos y articulaciones. Como norma general, el estudio radiológico junto con la ecografía, es la primera etapa del diagnóstico por imagen antes de recurrir a otras técnicas más costosas, como la resonancia magnética, o de carácter más invasivo, como es el caso de la artroscopia.
Por consiguiente, se trata de una prueba de elección inicial para analizar múltiples patologías del aparato locomotor, en especial aquellas lesiones derivadas de la práctica deportiva. De hecho, se utiliza fundamentalmente para diagnosticar lesiones musculares como las contracturas y roturas de fibras, así como lesiones tendinosas y ligamentosas. También es muy útil en el diagnóstico de lesiones periarticulares, degenerativas y traumáticas de las articulaciones.
La ecografía musculoesquelética permite supervisar la evolución de las lesiones hasta su curación pues debido a su inocuidad, se puede repetir tantas veces como sea necesario. Se está usando además para guiar los tratamientos invasivos, en especial las infiltraciones en los casos de epicondilitis, vainas tendinosas, fascitis plantar o lesiones musculares. También ha demostrado su utilidad para guiar las punciones aspirativas de localización profunda y realizar lavados bajo anestesia local.
Entre las principales ventajas de la ecografía musculoesquelética se encuentra su bajo coste, sobre todo en comparación con técnicas como la tomografía computarizada o la resonancia magnética. Además, al ser rápida e inocua, se puede utilizar en los pacientes que no toleran bien ese tipo de pruebas.
El progreso en la tecnología médica proporciona ecografías de alta resolución y con una excelente calidad de imagen que no se ve alterada por la presencia de placas o dispositivos metálicos implantados en el cuerpo, a diferencia de técnicas como la tomografía computarizada o la resonancia magnética.
Algunas lesiones, como las calcificaciones en el hombro, que casi no tienen traducción en la resonancia magnética, se detectan con bastante exactitud con una ecografía musculoesquelética. Por si fuera poco, las infiltraciones que se realizan bajo control ecográfico tienen un porcentaje de éxito mayor ya que se puede inyectar el medicamento en el lugar exacto.
En sentido general, se trata de una técnica de fácil acceso que no causa dolor, como otros métodos diagnósticos más invasivos. Permite realizar estudios dinámicos, facilita la exploración ecográfica en la propia cama del paciente o en la consulta en tiempo real y brinda la posibilidad de hacer un análisis comparativo con el lado contralateral normal.
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