
Todos los productos que consumimos pasan por un camino muy largo hasta llegar a nosotros, y en cada parte del proceso dejan una huella ambiental. El análisis del ciclo de vida descubre la verdadera historia detrás de cada producto, esa que empieza antes de nuestro consumo y continúa después de que lo desechemos.
A través de esta herramienta, los técnicos medioambientales pueden evaluar el impacto ambiental de productos o servicios a lo largo de toda su existencia, desde la extracción de materias primas hasta su eliminación o reciclaje. En plena transición hacia una economía más sostenible, este perfil profesional es cada vez más demandado en el mercado laboral.
Si quieres prepararte para esta profesión, puedes estudiar el Grado en Ciencias Ambientales online o el Grado en Medio Ambiente en la Escuela de Sostenibilidad de la Universidad Europea.
El análisis del ciclo de vida (ACV), o Life Cycle Assessment (LCA), es una herramienta que permite evaluar el impacto ambiental total de un producto, servicio o proceso a lo largo de todas sus etapas. Este análisis considera el ciclo completo: producción, transporte, uso y fin de vida, así como los procesos intermedios como el empaquetado o el mantenimiento.
Su objetivo es identificar puntos críticos de impacto ambiental (como consumo de energía, emisiones o generación de residuos) y ayudar a tomar decisiones más sostenibles que contribuyan a reducir problemas como el efecto invernadero.
El análisis del ciclo de vida se desarrolla en varias etapas definidas por las normas internacionales ISO 14040 e ISO 14044. Estas etapas están interrelacionadas y pueden revisarse durante el análisis para mejorar la precisión del estudio.
El análisis del ciclo de vida se desarrolla en varias etapas definidas por las normas internacionales ISO 14040 e ISO 14044. Estas etapas están interrelacionadas y pueden revisarse durante el análisis para mejorar la precisión del estudio.
En esta fase se determina qué se va a estudiar, con qué propósito y en qué condiciones (sistema de producto). Para ello, se definen la unidad funcional (la medida con la que se comparan los resultados) y los límites del sistema (la parte del viaje del producto que se va analizar).
Así, por ejemplo, imaginemos que queremos hacer el análisis del ciclo de vida de un vaso de plástico:
Aquí se recopilan todos los datos cuantitativos relacionados con entradas (energía, materiales, agua) y salidas (emisiones, residuos, subproductos) en cada etapa del ciclo de vida.
Seguimos con el ejemplo anterior del vaso de plástico. En esta fase se analizaría lo siguiente:
En esta etapa se analizan los datos del inventario y se traducen en categorías de impacto ambiental, como el cambio climático, la acidificación, el uso de recursos naturales o la toxicidad.
Por ejemplo, para nuestro vaso de plástico serían:
Por último, se interpretan los resultados para extraer conclusiones útiles. Se destacan los puntos críticos del ciclo de vida y se formulan recomendaciones para mejorar el desempeño ambiental del sistema estudiado.
En nuestro ejemplo de análisis, estas conclusiones podrían ser:
El análisis del ciclo de vida se utiliza en diversos sectores (industria, alimentación, transporte, construcción, etc.) con diversos objetivos:
En resumen, el ACV es una herramienta integral que no solo reduce el impacto medioambiental, sino que también mejora la toma de decisiones en todos los niveles.
Si quieres trabajar en el área medioambiental o en carreras relacionadas con el medio ambiente, puedes consultar la formación en Sostenibilidad que ofrece la Universidad Europea a través de sus masters y grados dentro de la Escuela de Sostenibilidad.