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Medicina y Salud
05 nov 2021

Los retos de la salud pública en el siglo XXI

Editado el 08 Mar. 2022
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Una atención sanitaria de calidad es fundamental para cuidar nuestra salud y proteger nuestro bienestar. Los servicios de salud pública no solo se encargan de brindar los tratamientos adecuados sino también de prevenir la aparición de enfermedades, reducir sus complicaciones y mejorar nuestra calidad de vida, tanto a nivel individual como comunitario.

¿Qué es la salud pública?

La salud pública son todas aquellas acciones que realiza una sociedad para promover, mantener y proteger la salud de la comunidad, así como para prevenir la aparición de enfermedades, lesiones y discapacidad. Su principal objetivo es impulsar la salud y el bienestar de cada uno de sus miembros, potenciar la longevidad y mejorar su calidad de vida evitando en la medida de lo posible el desarrollo de enfermedades y trastornos psicológicos. 

¿Cuál es el objeto de estudio de la salud pública?

El objeto de estudio de la salud pública es muy amplio ya que la salud depende tanto de variables biológicas como sociales, políticas y ambientales. Por eso, esta disciplina científica estudia el proceso de salud/enfermedad y las maneras en que la sociedad responde al mismo, lo cual implica moverse constantemente del nivel individual al colectivo, incluyendo el ejercicio del poder público y los cambios climáticos.

Los retos de la salud pública a nivel global

  • Universalización de la salud. ¿Sabías que la pobreza es la principal causa de mala salud y falta de cohesión social? Por esa razón, uno de los mayores retos de la salud pública en el siglo XXI consiste precisamente en reducir las diferencias sanitarias entre países. Ello implica mayores inversiones en sanidad y una distribución más equitativa de los recursos a nivel global. El objetivo es lograr que todas las personas puedan acceder a servicios sanitarios adecuados, sin importar su condición u origen.
  • Fortalecer la salud a lo largo de la vida. Los servicios de salud actuales tienen un carácter más curativo que preventivo. Por eso es necesario promover campañas de prevención a gran escala en las que se refuerce la salud a lo largo de la vida. Esas campañas deben comenzar desde una edad temprana ya que los malos indicadores de salud en la infancia se convierten en variables de riesgo en la adultez y extenderse hasta la tercera edad para promover un envejecimiento más sano y evitar la dependencia.
  • Mejorar la salud mental. La salud mental ha sido la Cenicienta de los programas sanitarios. Sin embargo, los casos de ansiedad, depresión y adicciones han crecido exponencialmente afectando la calidad de vida de las personas que los padecen y convirtiéndose en una de las primeras causas de discapacidad a nivel mundial. Por eso, uno de los principales retos de la salud pública consiste en integrar programas de prevención y tratamiento de los trastornos psicológicos que mejoren la salud mental de todas las personas.
  • Prevención de las enfermedades transmisibles. La reciente pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto las deficiencias en el abordaje de las enfermedades altamente transmisibles. Sin embargo, debido a los efectos del cambio climático, las zoonosis serán más comunes, de manera que los servicios de salud deben prepararse para afrontar ese reto. Es necesario integrar las acciones de promoción de salud y prevención de la enfermedad con el tratamiento de los pacientes, poniendo en marcha programas de inmunización eficaces que permitan controlar o incluso erradicar esas enfermedades. 
  • Mayor integración del sector sanitario. Los servicios sanitarios representan un gran costo para las arcas públicas, por lo que es fundamental implementar un modelo más eficiente basado en una atención primaria de calidad. En el corazón de este sistema se encuentra la enfermera, la cual puede asesorar en materia de hábitos de vida y brindar servicios de atención domiciliaria, mientras el médico de familia proporciona una atención más especializada. Así se puede garantizar un tratamiento más rápido y eficaz, reforzando la prevención. La atención secundaria y terciaria, en cambio, deben ocuparse de las tareas diagnósticas y terapéuticas que no se puedan ofrecer en la atención primaria.
  • Aplicación segura de las nuevas tecnologías. Nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial, el Big Data, la nanotecnología, la bioimpresión en 3D, la robótica avanzada y las tecnologías cognitivas están cambiando la manera de abordar la salud. Con la bioimpresión en 3D se pueden obtener órganos y tejidos, con los wearables es posible monitorizar permanentemente los parámetros de salud y con los modelos de aprendizaje profundo se pueden realizar diagnósticos tempranos más precisos o predecir el curso de una epidemia. Sin embargo, uno de los mayores retos de la salud pública en los próximos años consistirá en aplicar esos nuevos adelantos tecnológicos sin despersonalizar los cuidados de salud y garantizando la privacidad de los datos médicos de los pacientes.

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