Aunque solemos relacionarlo con la capa que protege la Tierra del sol, el ozono tiene también numerosas aplicaciones en diferentes campos y sectores.
Si te interesan la sostenibilidad y los temas ambientales, estudiar el Grado en Medio Ambiente y el Grado en Ciencias Ambientales online de la Universidad Europea son una opción inteligente para formarte en un campo con mucha demanda donde podrás contribuir al futuro del planeta. En este artículo te explicamos qué es el ozono, qué tipos existen y cuáles son sus principales aplicaciones.
El ozono es una molécula compuesta por tres átomos de oxígeno (O₃). A diferencia del oxígeno que respiramos (O₂), el ozono tiene propiedades químicas que lo hacen altamente reactivo. Esta particularidad le permite neutralizar contaminantes y microorganismos, lo que lo convierte en una herramienta muy valiosa en ámbitos como la salud o el medioambiente.
En condiciones naturales, el ozono se forma cuando los rayos ultravioletas del sol interactúan con el oxígeno de la atmósfera. Este fenómeno ocurre principalmente en la estratosfera, donde forma la llamada “capa de ozono”, fundamental para la vida en la Tierra porque actúa como un escudo protector frente a las radiaciones ultravioleta. En las carreras relacionadas con el medio ambiente se estudia el equilibrio entre el ozono y otros gases naturales en la sostenibilidad del planeta.
Las propiedades únicas del ozono explican tanto sus beneficios como sus riesgos:
● Poder oxidante: su gran capacidad para oxidar lo convierte en un potente desinfectante.
● Inestabilidad: es una molécula muy reactiva, por lo que no puede almacenarse fácilmente y debe generarse en el mismo lugar donde se usa.
● Olor característico: tiene un olor penetrante, similar al del cloro, que puede percibirse incluso en concentraciones bajas.
● Vida corta: en condiciones normales, el ozono se descompone rápidamente en oxígeno.
Estas características hacen del ozono una sustancia muy útil, pero que debe manejarse con precaución para evitar efectos adversos en la salud humana y el entorno.
Podemos hablar de dos tipos principales de ozono según el lugar donde se encuentra y su función:
Es el ozono que se sitúa en la estratosfera, a una distancia de entre 10 y 50 km sobre la superficie terrestre, y que forma la capa de ozono. Esta capa es crucial para la vida, ya que filtra entre el 97 % y el 99 % de las radiaciones ultravioleta (UV-B) del sol. Gracias a esta función, protege a los seres vivos de las quemaduras y el cáncer de piel, y evita daños en los cultivos.
En cambio, el ozono troposférico, que se encuentra en la parte baja de la atmósfera, es un contaminante secundario que se forma a partir de la interacción entre la luz solar y contaminantes como óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles. En altas concentraciones, puede agravar enfermedades respiratorias y contribuir al efecto invernadero.
Además de su papel en la atmósfera, el ozono tiene múltiples aplicaciones en diferentes sectores gracias a su capacidad oxidante:
- Tratamiento de aguas
Se utiliza en plantas de tratamiento de agua potable y aguas residuales para eliminar bacterias, virus y contaminantes químicos. Es una alternativa más sostenible que el cloro, puesto que no deja residuos dañinos.
- Desinfección de ambientes
En hospitales, laboratorios y centros de procesamiento de alimentos, el ozono se emplea para esterilizar superficies y espacios, ya que permite eliminar microorganismos sin necesidad de utilizar productos químicos.
- Industria alimentaria
Se aplica en la conservación de alimentos para prolongar su vida útil sin alterar su sabor o composición. También se utiliza para lavar frutas y verduras, garantizando su inocuidad.
- Purificación del aire
Muchos sistemas de climatización y purificadores emplean ozono para eliminar malos olores, humo y partículas en suspensión. Aunque es una solución eficaz, su uso debe controlarse para evitar riesgos de salud.
El uso del ozono presenta múltiples ventajas en contextos industriales, sanitarios y medioambientales. Uno de sus principales beneficios es su gran eficacia como desinfectante, ya que actúa de manera rápida y potente frente a una amplia gama de microorganismos, incluyendo bacterias, virus y hongos. Además, su capacidad para oxidar compuestos lo convierte en una herramienta útil para purificar agua y aire sin tener que recurrir a productos químicos agresivos.
Otra de sus ventajas es que no genera residuos tóxicos ni contaminantes, dado que se descompone en oxígeno tras cumplir su función, lo que favorece la sostenibilidad ambiental. Además, su versatilidad permite aplicarlo en numerosos sectores: desde hospitales y centros de procesamiento de alimentos hasta sistemas de climatización y procesos industriales.
No obstante, el ozono también presenta ciertas limitaciones que conviene tener en cuenta. A pesar de sus propiedades beneficiosas, se trata de una sustancia tóxica para el ser humano en concentraciones elevadas, especialmente cuando se inhala. La exposición prolongada puede provocar irritación en las vías respiratorias, dolores de cabeza o empeoramiento de enfermedades pulmonares, por lo que su aplicación debe estar cuidadosamente controlada. Además, debido a su inestabilidad, no puede almacenarse fácilmente ni transportarse, lo que implica que debe generarse en el lugar y el momento exactos en que se va a utilizar, lo cual precisa de equipos específicos.
Estos dispositivos pueden suponer una inversión inicial considerable, tanto en términos económicos como de mantenimiento. Por ello, aunque el ozono es una alternativa sostenible y eficaz, su uso debe valorarse de forma integral, teniendo en cuenta tanto sus beneficios como sus riesgos potenciales.
El ozono tiene un enorme potencial para transformar industrias, mejorar la calidad de vida y cuidar el entorno. Entender sus tipos, aplicaciones y riesgos nos permite aprovecharlo de forma responsable y sostenible. Si estás interesado en trabajar en medio ambiente y sostenibilidad, puedes acceder a los diferentes grados y carreras universitarias que ofrece la Universidad Europea a través de su Escuela de Sostenibilidad.