Por más pulsaciones por minuto que alcance una persona, la mecanografía no es un sistema lo suficientemente eficaz como para transcribir eventos en tiempo real. En juicios, sesiones parlamentarias y otros contextos similares, es necesaria la labor de un estenotipista. Pero ¿qué es la estenotipia y qué hacen estos profesionales exactamente?
La estenotipia es un método de escritura rápida que permite transcribir, en tiempo real, información oral a texto escrito. Para ello, es necesario utilizar una “máquina de estenotipia”, un teclado inventado en 1912 por el francés Marc Grandjean que consta de 23 teclas ubicadas estratégicamente.
El estenotipista es la persona encargada de presionar una o más de estas teclas de forma simultánea, lo que le permite escribir hasta cinco veces más rápido que si utilizara el teclado de un ordenador convencional. Actualmente, la estenotipia informatizada o estenotipia computarizada ha sustituido a la manual. Con esta innovación, el texto que se genera mientras el orador habla se transfiere a una pantalla que permite su lectura.
Son muchas las demandas profesionales a las que este sistema da respuesta:
Existen tres diferencias fundamentales entre la estenotipia y la mecanografía:
Existe el Grado en Traducción e Interpretación, como el que ofertamos en la Universidad Europea, en el cual se forman a profesionales polivalentes capaces de procesar, analizar, transformar y transmitir información en distintos idiomas.
Sin embargo, los estenotipistas-taquígrafos también se dedican a la transcripción de información, y su labor resulta fundamental en lugares tan relevantes como el Congreso de los Diputados o el Senado.
La principal función de estos profesionales es transcribir la totalidad de las intervenciones y sucesos de las sesiones del Pleno y de las Comisiones de las Cámaras para poder redactar de forma fidedigna el Diario de Sesiones, que quedará reflejado en los anales para siempre.
En cada Pleno participan al menos 12 estenotipistas, que rotan cada cinco minutos en sala, y que colaboran con un equipo de redactores que revisa sus textos. A esto se suma el trabajo en el despacho, donde la documentación y cotejación de los datos tomados es fundamental para una correcta redacción.
Llegar a ocupar un puesto tan singular como el de estenotipista en las Cortes Generales requiere de mucho esfuerzo. No solo es preciso preparar las oposiciones al Cuerpo de Redactores, Taquígrafos y Estenotipistas, sino que también hay que demostrar destreza en:
El Cuerpo de Redactores, Taquígrafos y Estenotipistas tiene doscientos años de antigüedad, por lo que se ha visto obligado a actualizarse con el paso del tiempo y la llegada de las nuevas tecnologías.
En la actualidad, la mayoría de plazas de Taquigrafía Parlamentaria están ocupadas por mujeres, pero hasta 1933 no había ninguna en el Cuerpo. La propia Clara Campoamor, política española del siglo XX y profesora de taquigrafía, opositó en 1918 sin éxito. A esto se añade que, desde el estallido de la Guerra Civil hasta 1963, las Cortes Españolas no permitieron que las mujeres se presentaran a las oposiciones para ocupar el cargo.
En 1970 las primeras estenotipistas aprobaron la oposición. Y, aunque hasta 1978 fueron consideradas meras ayudantes, careciendo del mismo reconocimiento y salario que el resto de taquígrafos, pronto probaron su valía ocupando la mayoría de plazas.
A medida que la sociedad española avanza, los estenotipistas son testigos directos de ello. No solo presencian todos los cambios desde su privilegiada posición, sino que deben reflejarlos en el Diario de Sesiones tal y como suceden.
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