
Marca país: qué es, para qué sirve y cómo se construye
22 de diciembre de 2025

¿Alguna vez te has preguntado por qué pensamos en diseño cuando escuchamos Italia, en tecnología al mencionar Japón o en calidad de vida al hablar de los países nórdicos? Estas asociaciones no son casualidad: detrás de ellas, suelen existir estrategias de marca país impulsadas por gobiernos en colaboración con empresas y otros actores, con el objetivo de proyectar una imagen determinada en el escenario internacional.
En un mundo globalizado donde los países compiten por atraer turistas, inversores y talento, la reputación de una nación se convierte en un activo estratégico. Comprender cómo funciona este concepto resulta fundamental para aquellas personas que desean orientar su carrera profesional hacia las relaciones internacionales, la diplomacia o el comercio exterior.
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¿Qué es la marca país?
La marca país es una estrategia de comunicación y marketing que busca construir y gestionar la imagen de una nación en el ámbito internacional. Este concepto, conocido también como nation branding, fue acuñado por Simon Anholt en 1996, quien propuso equiparar el comportamiento de la reputación de un país con el de las marcas comerciales.
A diferencia de una simple campaña publicitaria o turística, la marca país abarca el conjunto de percepciones, valores y atributos que definen la identidad de una nación y cómo se proyecta hacia el exterior. Incluye elementos como la cultura, el patrimonio histórico, la estabilidad política, la fortaleza económica, los productos de exportación y la manera en que los propios ciudadanos se identifican con su país.
Esta estrategia trasciende lo puramente estético o comunicativo. Diversos organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), señalan que la valoración de la imagen de un país exige considerar factores económicos, políticos, culturales y sociales, así como las impresiones de audiencias de diferentes regiones del mundo.
En otras palabras, la marca país funciona como una reputación acumulada a lo largo del tiempo, que se ve afectada tanto por decisiones políticas como por eventos económicos, logros culturales o crisis.
¿Para qué sirve la marca país?
La marca país sirve para posicionar a una nación de forma favorable en el contexto global, generando beneficios económicos, políticos y culturales. Una buena reputación actúa como catalizador en múltiples áreas estratégicas.
En el ámbito del turismo, una imagen positiva incrementa el número de visitantes y el gasto medio por turista. Por ejemplo, España se beneficia de su asociación con el sol, la gastronomía y la cultura, posicionándose como uno de los destinos más atractivos del mundo. Asimismo, factores como la percepción de seguridad, la calidad de las infraestructuras o la oferta cultural refuerzan su posicionamiento como destino turístico.
Respecto a la inversión extranjera, los inversores tienden a percibir los países con buena reputación como lugares más estables y seguros para hacer negocios. Una marca país fuerte puede facilitar la atracción de capital y contribuir al crecimiento económico, siempre en combinación con otros factores como la seguridad jurídica, la fiscalidad o la estabilidad macroeconómica. Aquellas personas que trabajan como export manager conocen de primera mano cómo la imagen del país de origen influye en las negociaciones comerciales.
En cuanto a las exportaciones, los productos y servicios de un país con buena imagen se perciben de manera más favorable, lo que facilita su entrada en mercados internacionales. El efecto "made in" puede añadir valor a las exportaciones: pensemos en la moda italiana, la tecnología alemana o el vino francés.
Finalmente, en el terreno de la diplomacia y las relaciones internacionales, una marca país exitosa mejora la capacidad de influencia, facilita acuerdos y colaboraciones, y fortalece lo que se conoce como soft power o poder blando: la capacidad de influir a través de la cultura y los valores, más allá de la fuerza militar o económica. Quienes aspiran a ser embajadores o trabajar en el ámbito de la política exterior deben comprender la importancia de esta herramienta.
Elementos que componen una marca país
La reputación de una marca país se construye sobre seis dimensiones interconectadas, según el modelo del hexágono de Simon Anholt. Este marco permite evaluar y comparar la imagen de los países de forma sistemática.
- Gobernanza: la opinión pública sobre la competencia del gobierno, su compromiso con la democracia, la justicia y la transparencia, así como su posición ante problemáticas globales como el cambio climático o los derechos humanos.
- Exportaciones: la percepción de los productos y servicios que provienen del país. ¿Se asocian con calidad, innovación o tradición? Esta dimensión afecta directamente a la competitividad comercial.
- Turismo: el interés en visitar el país y la valoración de sus atractivos naturales, culturales e históricos. Abarca tanto los destinos icónicos como la impresión general de hospitalidad y seguridad.
- Inversión e inmigración: el poder de atraer personas para vivir, estudiar o trabajar en el país, así como la percepción del entorno de negocios y la calidad de vida.
- Cultura y patrimonio: la valoración del legado cultural, artístico, deportivo y científico del país. Desde la literatura hasta el cine, pasando por figuras históricas y contemporáneas que representan a la nación.
- Población: este factor humano resulta determinante en la experiencia directa de visitantes e inversores y se construye, en gran medida, a partir de percepciones externas y contactos personales.
¿Cómo se construye una marca país?
Construir una marca país es un proceso complejo y a largo plazo que requiere la colaboración de múltiples actores (gobierno, sector privado, sociedad civil e instituciones académicas). No se trata de crear una simple campaña publicitaria, sino de articular una estrategia coherente que refleje la identidad real de la nación.
El primer paso consiste en realizar un diagnóstico exhaustivo de la apreciación interna y externa del país actualmente. Esto es, identificar fortalezas, debilidades, estereotipos existentes y oportunidades de diferenciación. Organizaciones como think tanks especializados suelen participar en esta fase de investigación.
A continuación, se define la plataforma estratégica: la identidad central de la marca, sus valores y la propuesta de valor diferencial que se quiere proyectar. Esta definición debe responder a preguntas fundamentales como "¿quiénes somos?" y "¿qué nos hace únicos?".
El desarrollo de la estrategia de comunicación determina los mensajes clave y los canales para alcanzar a las audiencias objetivo: inversores, turistas, profesionales cualificados o la comunidad internacional en general.
Finalmente, se crea la identidad visual y verbal: el logotipo, el eslogan y las normas de uso que permitirán una comunicación coherente. Sin embargo, hay que recordar que la marca gráfica por sí sola no puede comunicar toda la complejidad de una nación.
Uno de los mayores desafíos es garantizar la continuidad de la estrategia más allá de los ciclos políticos. Las marcas país más exitosas son aquellas que han logrado mantenerse como políticas de Estado a largo plazo, trascendiendo los cambios de gobierno.
Ejemplos de marcas país exitosas
Varios países han desarrollado estrategias de marca país que se consideran casos de éxito a nivel internacional. Analizar estos ejemplos permite comprender cómo diferentes naciones han sabido destacar sus atributos únicos.
Nueva Zelanda
Destaca con su campaña "100 % Pure New Zealand", que posiciona al país como un destino de naturaleza y aventura. Esta estrategia ha sido fundamental para impulsar tanto el turismo como las exportaciones de productos asociados a la sostenibilidad y la calidad de vida.
Costa Rica
Ha consolidado su marca en torno a la sostenibilidad y la biodiversidad con "Essential Costa Rica". El país se ha posicionado como líder en ecoturismo y energías renovables, convirtiendo su compromiso medioambiental en un elemento diferenciador.
España
España articula su marca país a través de distintos organismos públicos dedicados a la acción exterior, la internacionalización empresarial y la promoción turística, en colaboración con el sector privado. El icónico Sol de Miró, diseñado en 1983 para Turespaña, sigue siendo el logotipo oficial de la marca turística de España y uno de los símbolos visuales más reconocibles del país en el mundo.
En los informes de Brand Finance, España se sitúa de forma recurrente entre las marcas país más valiosas y con mayor poder blando del mundo, con fortalezas destacadas en ámbitos como el turismo, la cultura y la calidad de vida percibida.
Perú
Lanzó su marca país con el eslogan "Hay un Perú para cada quien", destacando la diversidad de experiencias que ofrece el país. La campaña, que comenzó con el documental "Perú-Nebraska", logró gran repercusión tanto a nivel nacional como internacional.
¿Cómo se mide? Rankings internacionales
Existen varios índices que miden y comparan el valor y la fortaleza de las marcas país a nivel mundial. Estos rankings proporcionan datos valiosos para evaluar el posicionamiento de cada nación y orientar las estrategias de mejora.
Anholt-Ipsos Nation Brands Index
Creado en 2005, evalúa la percepción de los países según las seis dimensiones del hexágono de Anholt. En las últimas ediciones del índice, países como Alemania, Canadá, Japón, Italia o Reino Unido suelen ocupar las primeras posiciones.
Brand Finance Nation Brands
Mide el valor financiero de las marcas país en dólares. En las ediciones más recientes, Estados Unidos encabeza el ranking de Brand Finance Nation Brands, seguido de China y otras grandes economías como Alemania o Japón, con valores de marca país medidos en billones de dólares.
Global Soft Power Index
También de Brand Finance. Evalúa la capacidad de influencia de los países más allá del poder económico o militar. En los últimos años, Estados Unidos y Reino Unido han ocupado habitualmente las primeras posiciones de este ranking, con China, Japón, Alemania y otras potencias disputando los puestos destacados.
Estos índices resultan herramientas fundamentales para los profesionales que trabajan en organismos multilaterales o en el ámbito de la cooperación internacional, ya que permiten fundamentar decisiones estratégicas con datos objetivos.
Preguntas frecuentes sobre marca país o nation brading
- ¿Cuál es la diferencia entre marca país y campaña turística?
La campaña turística se centra exclusivamente en atraer visitantes, mientras que la marca país abarca una estrategia integral que incluye también la atracción de inversiones, el posicionamiento de exportaciones y la mejora de las relaciones diplomáticas.
- ¿Quién gestiona la marca país en España?
La marca España se gestiona a través de organismos públicos dedicados a la promoción de la imagen del país en el exterior, que coordinan acciones de diplomacia pública, promoción económica, cultural y turística. La denominación concreta de estos órganos puede variar con los cambios de gobierno.
- ¿Puede una mala noticia arruinar la marca país?
Las crisis pueden afectar negativamente a la imagen de un país, pero una marca país bien gestionada tiene mayor capacidad de resiliencia. La transparencia, la rapidez en la respuesta y la comunicación de crisis son claves para minimizar el impacto reputacional.
- ¿Qué profesionales trabajan en la construcción de una marca país?
Intervienen profesionales de ámbitos diversos: especialistas en relaciones internacionales, comunicación estratégica, marketing, economía, diplomacia, turismo y análisis de datos, entre otros. La coordinación entre sector público y privado es esencial.
En resumen, la marca país se ha convertido en un activo estratégico que ninguna nación puede ignorar en el contexto de la globalización. Por encima de logotipos y eslóganes, implica una gestión de la reputación que afecta al turismo, la inversión, el comercio y la capacidad de influencia diplomática.
La formación en relaciones internacionales ofrece las herramientas teóricas y prácticas necesarias para aquellas personas que desean comprender en profundidad estos mecanismos y contribuir a la proyección internacional de un país. Dominar conceptos como el soft power, la diplomacia pública o el nation branding abre puertas a carreras en organismos internacionales, empresas multinacionales y administraciones públicas dedicadas a la promoción exterior.