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Medicina y Salud
04 jul 2022

Importancia de la investigación clínica frente a las enfermedades emergentes

Editado el 04 Jul. 2022
Enfermedades emergentes

Desde el siglo XX hasta la actualidad, los avances científicos y tecnológicos, así como la investigación clínica, han favorecido el control de numerosas enfermedades infecciosas. El descubrimiento y la aplicación de diferentes vacunas, el control de la asepsia y el desarrollo de la salud pública y la epidemiología incluso han hecho posible erradicar diferentes enfermedades. Formaciones como un Máster en investigación clínica online o un Máster en Salud pública online ayudan a preparar profesionales que potencian la mejora de la salud pública. Sin embargo, también están apareciendo enfermedades emergentes y reemergentes que representan un riesgo para la salud a nivel mundial.

Definición de enfermedad emergente y reemergente

Las enfermedades emergentes son aquellas patologías de etiología infecciosa cuyo agente no se conocía con anterioridad. En 1992, el Instituto de Medicina de los Estados Unidos las definió como enfermedades cuya incidencia se ha incrementado en las últimas dos décadas o cuya amenaza podría aumentar en el futuro.

En cambio, las enfermedades reemergentes son aquellas cuyos agentes infecciosos se conocen, pero se mantenían controlados hasta que se produjo un cambio en su estándar epidemiológico que condujo a un incremento inusitado de casos y/o una rápida expansión geográfica.

Ejemplos de enfermedades emergentes en las últimas décadas

En los últimos 25 años han aparecido más de 30 nuevos microorganismos, algunos de ellos causantes de enfermedades mortales. Al mismo tiempo, otras enfermedades antaño comunes han reaparecido y se han propagado con rapidez tras períodos en los que dejaron de considerarse problemas de salud pública.

Uno de los ejemplos de enfermedad emergente más emblemáticos de los últimos tiempos es el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), producido por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Identificado en 1983 en el Instituto Pasteur, a finales de 1998 la Organización Mundial de la Salud había detectado una tasa de infección mundial de once personas por minuto. Se estima que desde el inicio de la epidemia se han infectado 47 millones de personas en todo el mundo y 14 millones han muerto por su causa.

Otro ejemplo de enfermedad emergente es la fiebre hemorrágica del ébola. Los primeros brotes se detectaron en 1976, produciéndose como mínimo cuatro epidemias graves y numerosos brotes menores. En la actualidad, es uno de los virus más patógenos conocidos y su mortalidad alcanza casi el 90 %.

No obstante, también existen bacterias emergentes que pueden causar enfermedades graves. Uno de los ejemplos que más preocupa es la cepa O157:H7 de Escherichia coli que fue detectada en 1982 y se transmite mediante el consumo de alimentos contaminados. Cursa con diarreas sangrantes y en algunos casos puede causar insuficiencia renal con resultados mortales.

Otro ejemplo de enfermedad emergente causada por una bacteria es la legionelosis. La Legionella pneumophila fue detectada en 1977 y, si no se trata, el cuadro clínico puede agravarse. Se transmite por el agua contaminada y puede llegar a causar insuficiencia respiratoria e insuficiencia renal aguda y multiorgánica. Su tasa de mortalidad oscila entre un 5 y 10 %.

¿Por qué es tan importante la investigación clínica?

La investigación clínica es esencial para mejorar la salud a nivel mundial y, por ende, la calidad de vida de las personas. Por eso, todos los avances posibles para ayudarnos entender mejor las enfermedades es uno de los retos de la salud pública en el siglo XXI. En el ámbito de las enfermedades emergentes, la investigación clínica se enfoca en buscar sus causas e identificar los agentes patógenos para diseñar vacunas o tratamientos que contrarresten su acción o mitiguen los síntomas.

La investigación clínica también analiza los diferentes factores de riesgo, desde aquellos demográficos y comportamentales hasta los derivados del desarrollo económico y el uso de la tierra o el proceso de cambio y adaptación de los microorganismos para proponer medidas de salud pública que permitan disminuir los riesgos y mitigar el avance de las enfermedades emergentes o implementar programas de vigilancia clínico-epidemiológica más eficaces

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