
Formar a las nuevas generaciones no solo implica enseñar a los niños a leer, escribir o resolver problemas matemáticos, sino también ayudarlos a convertirse en personas íntegras, respetuosas y solidarias. La escuela tiene un papel esencial en el desarrollo personal del individuo, y es ahí donde entra en juego la educación en valores.
En este artículo veremos cómo se puede educar en valores dentro del aula, con ejemplos y estrategias específicas. No obstante, si quieres profundizar en este ámbito, puedes hacerlo en el Doble Grado en Educación Infantil y Primaria online de la Universidad Europea, que estudia la educación en valores en ambos niveles educativos.
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Educar en valores no se reduce a impartir lecciones morales o establecer normas de comportamiento. Es un proceso continuo y transversal a todas las asignaturas y actividades que se realizan en el aula. En esencia, consiste en promover el respeto, la empatía, la responsabilidad, el sentido de la justicia, el esfuerzo o la cooperación como principios que guían tanto el aprendizaje como la convivencia.
Los valores no deben imponerse, sino que más bien se debe ofrecer a los estudiantes la oportunidad de experimentar sus beneficios en primera persona. Por eso, es fundamental crear entornos educativos que favorezcan el diálogo, la participación y la reflexión. Esta forma de educar prepara a los estudiantes para enfrentarse al mundo con una actitud crítica, abierta y comprometida.
En función del nivel educativo, algunos valores cobran mayor protagonismo. En Educación Infantil se busca principalmente:
En cambio, en Educación Primaria se refuerzan aspectos como:
Integrar estos valores desde edades tempranas contribuye a una evolución equilibrada del alumnado, tanto en su dimensión personal como social.
En la etapa de Infantil, el aprendizaje es principalmente vivencial. Por eso, las metodologías más eficaces para educar en valores en este nivel son aquellas que promueven la exploración, el juego y la imitación, como, por ejemplo:
La clave está en crear experiencias que conecten con sus intereses y que les permitan aprender los valores a través de la acción.
En esta etapa, el pensamiento lógico y la capacidad de análisis se desarrollan con mayor intensidad. Por eso, la educación en valores en Primaria se trabaja con estrategias algo más complejas:
Además, en esta etapa se puede vincular la educación en valores fácilmente a ciertas asignaturas del currículo, como Ciencias Sociales o Lengua, lo que enriquece el aprendizaje.
La evaluación de la educación en valores no debe ser punitiva, sino orientativa. Su función es la de guiar el proceso de mejora y fomentar la reflexión crítica.
Evaluar algo tan intangible como los valores puede parecer complejo, pero existen instrumentos de evaluación para hacerlo de forma cualitativa:
Ninguna estrategia para educar en valores será efectiva si no hay coherencia entre lo que se enseña y lo que se practica. Los docentes son los principales referentes para su grupo de estudiantes, y su actitud diaria es la mayor lección de ética que pueden ofrecer.
La educación en valores empieza por uno mismo, y estas acciones tienen un impacto más duradero que cualquier explicación teórica.
Además, es recomendable tener presente que los valores no solo se desarrollan en el aula. También se inculcan en actividades extracurriculares o en la convivencia escolar. Un buen ejemplo de ello es la transmisión de valores en el deporte, que puede servir de complemento ideal a la labor del profesorado.
Tanto en Infantil como en Primaria, el desarrollo de competencias sociales y éticas es tan importante como el aprendizaje académico. Formar a personas íntegras y responsables es una de las grandes metas de la educación, y tú puedes formar parte de ese cambio. Si quieres hacerlo, estudiar un programa como el Doble Grado en Educación Infantil y Primaria en Málaga, por ejemplo, te dará las herramientas necesarias para llevarlo a cabo desde el aula.