
Cuando hablamos de los colores del hidrógeno, no nos referimos a su apariencia, sino a su huella ecológica y sus aplicaciones a nivel industrial. Aunque el hidrógeno es el elemento más abundante del universo, su papel como fuente de energía está condicionado por la manera en que se produce. Dependiendo del método de obtención y de su impacto ambiental, este adopta distintos colores que ayudan a clasificarlo.
El hidrógeno se ha convertido en un pilar clave en el camino hacia un futuro energético más limpio, por lo que conocer sus diferentes colores es imprescindible para quienes quieran especializarse en sostenibilidad. El Curso en Hidrógeno Verde de la Escuela de Sostenibilidad de la Universidad Europea, por ejemplo, es una oportunidad ideal para adquirir conocimientos y competencias aplicables a los nuevos retos energéticos.
Existen muchos tipos de hidrógeno con diferentes aplicaciones. El principal es el hidrógeno verde y se considera el más sostenible, ya que se produce mediante electrólisis del agua, usando electricidad procedente de fuentes renovables. Esto significa que no emite gases de efecto invernadero durante su producción. Por este motivo, el hidrógeno verde se ha posicionado como la gran apuesta para una transición energética limpia, y desempeña un papel esencial en sectores como el transporte o la industria pesada.
Este tipo se obtiene a partir del reformado de gas natural, pero con captura y almacenamiento de carbono (CCS). Aunque sigue dependiendo de un recurso fósil, emite menos gases debido a la tecnología empleada para su captura. Es una opción de transición, que permite reducir la huella de carbono de las industrias mientras se avanza hacia opciones más limpias.
Es el que más se utiliza en la actualidad, y también el más contaminante. Se produce mediante reformado de gas natural, sin ningún tipo de mitigación de las emisiones. Por cada tonelada de hidrógeno gris, se emiten aproximadamente 9 o 10 toneladas de CO2. Es tan popular porque, a pesar de su impacto ambiental, sigue siendo la opción más económica a corto plazo.
Ambos provienen de la gasificación del carbón, una de las fuentes más contaminantes. El hidrógeno marrón se asocia al lignito, mientras que el negro al carbón bituminoso. Estos tipos tienen un gran impacto ambiental y su uso se está reduciendo en favor de alternativas más limpias.
Se trata de una opción intermedia. Se produce mediante pirólisis del metano, generando hidrógeno y carbono sólido. Si la energía utilizada proviene de fuentes renovables, puede ser una alternativa con baja huella de carbono. Aún está en fase de desarrollo, pero promete ser una opción interesante a medio plazo.
Es una solución flexible, pero no siempre sostenible. Se genera a partir de energía eléctrica de la red, que puede proceder de fuentes mixtas (renovables y fósiles). Su impacto medioambiental dependerá de la composición del mix eléctrico de cada país.
Este tipo se produce mediante electrólisis utilizando energía nuclear. No emite CO2, pero no está exento de controversia por los riesgos y residuos que se asocian a la energía nuclear. A medio plazo, puede ser una alternativa interesante en aquellos países con una infraestructura nuclear consolidada.
Cada tipo de hidrógeno tiene usos específicos que se adaptan a distintas necesidades:
La clasificación por colores del hidrógeno es fundamental para entender sus ventajas, limitaciones y posibilidades de integración en la matriz energética global. En un mundo cada vez más centrado en la sostenibilidad, conocer los diferentes tipos de hidrógeno ayuda a tomar decisiones más informadas, especialmente en carreras relacionadas con el medio ambiente.
El auge de diferentes tipos de energías renovables está impulsando la producción del hidrógeno verde, que continúa ganando protagonismo como energía del futuro. Asimismo, se está explorando el uso de hidrógeno en la aviación, y los aviones de hidrógeno podrían transformar la movilidad aérea en las próximas décadas.
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