La Escuela de Sostenibilidad de la Universidad Europea y la Fundación Universidad Europea han celebrado la primera edición del Reto Anual de Innovación en Sostenibilidad, una iniciativa internacional que conecta talento universitario y empresas para pasar de las ideas a la acción. En esta primera edición, el equipo ganador ha sido un grupo multidisciplinar de la Universidad Europea, representado por Noemí Jurado, estudiante del Grado en Veterinaria, y Santiago Fernández, estudiante del Grado en Arquitectura, que ha respondido al desafío planteado por LG – Movimiento Smart Green con una propuesta de regeneración ecológica aplicada a los espacios verdes urbanos.
El Reto Anual de Innovación en Sostenibilidad nace para impulsar proyectos que respondan a desafíos reales planteados por empresas que actúan como socios transformadores: HEINEKEN España, CHEP, LG y Sacyr. La iniciativa, abierta a estudiantes de grado, posgrado, doctorado y alumni de universidades de diferentes partes del mundo, ha fomentado el trabajo en equipo y la interdisciplinariedad, ya que los grupos debían integrar perfiles de al menos dos titulaciones distintas dentro de la misma universidad.
En palabras de Julia Ayuso, directora de la Escuela de Sostenibilidad de la Universidad Europea, el Reto ha sido “un diseño colectivo” en el que, durante meses, estudiantes, profesorado, empresas y universidades han sumado esfuerzos. Ayuso ha agradecido el compromiso de los cuatro equipos participantes y la valentía de los socios transformadores al poner sobre la mesa desafíos reales, abriéndolos “fuera de casa” para que el talento universitario trabaje sobre ellos. También ha subrayado que universidades de distintos países se han implicado en esta iniciativa porque “la academia no es competencia: tiene la responsabilidad de sumar talento para dar respuesta a los retos que tenemos como sociedad”.
El proyecto ganador convierte los parques urbanos en ecosistemas One Health medibles y escalables
El proyecto ganador, desarrollado para el reto de LG, parte de una reflexión crítica sobre cómo concebimos los parques urbanos. El equipo ha analizado el modelo de zonas verdes perfectamente cuidadas, con céspedes homogéneos y ausencia de maleza, que priorizan la estética frente a la funcionalidad ecológica real. Este tipo de espacios, explicaban los estudiantes, empobrece el ecosistema, ya que reduce la biodiversidad, dificulta la presencia de especies silvestres diversas y puede favorecer ciertos riesgos sanitarios, como una mayor concentración de especies urbanas que facilitan la transmisión de enfermedades zoonóticas. Todo ello bajo el paraguas del enfoque One Health, que entiende la salud humana, la salud animal y la salud ambiental como dimensiones estrechamente interrelacionadas.
Para responder a este reto, el equipo ha diseñado un modelo de intervención modular, escalable y replicable en cualquier parque o jardín urbano. El proyecto, estucturado en cuatro fases, combina herramientas científicas y diseño de espacios. El valor añadido de la iniciativa reside en que no se limita a diseñar un parque distinto, sino que incorpora una fase robusta de monitorización y evaluación para comprobar si las intervenciones aumentan realmente la biodiversidad y reducen los riesgos sanitarios asociados. La propuesta prevé un periodo de seguimiento de dos años, con mediciones periódicas de biodiversidad y salud ambiental, y está pensada para poder desplegarse tanto en el ámbito público como en el privado, empezando por un piloto en el campus de la Universidad Europea. El jurado, formado por Miguel Aguado, divulgador ambiental y director de BLEAF; e Isidora Díaz, directora de Sostenibilidad de Parques Reunidos, ha valorado especialmente la combinación de rigor científico, visión One Health, enfoque modular y capacidad de escalado de la solución.
Del ranking de sostenibilidad a la innovación con propósito social en comunidades
Más allá del reto planteado por LG, los otros tres socios transformadores también han propuesto desafíos con una fuerte orientación aplicada. HEINEKEN España ha buscado nuevas estrategias para comunicar de manera clara y verificable sus avances en descarbonización, garantizando transparencia en un contexto regulatorio cada vez más exigente. CHEP ha apostado por la inteligencia artificial para diseñar un ranking dinámico de sostenibilidad que permita evaluar en tiempo real el compromiso ambiental de empresas y organizaciones. Por su parte, Sacyr ha planteado soluciones de innovación con propósito social, orientadas a mejorar el bienestar de las comunidades en las que opera a través de sus infraestructuras.
Las propuestas finalistas que han respondido a estos desafíos han demostrado un alto nivel de madurez e impacto potencial. El reto de CHEP ha sido defendido por Sandra Ontiveros, doctoranda en Sostenibilidad, y Miriam Pérez, doctoranda en Psicología de la Universidad Europea, que han trabajado en un modelo de ranking dinámico apoyado en inteligencia artificial para evaluar el desempeño ambiental de las empresas de forma transparente y comparativa. El desafío de HEINEKEN España ha sido abordado por José Luis Benítez y Ronin Carrión, estudiantes de Computación de la Universidad Técnica Particular de Loja (Ecuador), quienes han planteado soluciones para comunicar de manera clara, trazable y verificable las estrategias de descarbonización de la compañía. En el reto de Sacyr, Íñigo Imaz y Juan David Salazar, estudiantes del MBA en Construcción de la Universidad Europea, han presentado iniciativas de innovación con propósito social, centradas en mejorar la calidad de vida en las comunidades donde se despliegan infraestructuras clave.
Felicidad, talento y futuro sostenible en el centro del Reto
La jornada ha contado con la conducción de la doctora Helena López-Casares, profesora de la Universidad Europea, y con la participación de la doctora Paloma Fuentes, directora del Máster en Diseño de la Felicidad de la Universidad Europea, una titulación que comenzará el próximo curso. En su intervención, Paloma ha abordado la felicidad como una forma de energía profundamente vinculada a la creatividad, la salud y la sostenibilidad. Ha defendido que “no hay nada más sostenible que un cerebro que trabaja con energía de felicidad” y que un equipo que aprende a gestionar esa energía es más innovador, más resiliente y más capaz de impulsar cambios positivos duraderos. Su mensaje ha servido para conectar el bienestar personal con la capacidad de diseñar soluciones sostenibles con impacto real.
El broche de oro lo ha puesto Julia Ayuso, quien ha subrayado la madurez de las propuestas presentadas y el salto cualitativo que supone trabajar desde desafíos empresariales concretos. Frente al estudiante que llega a su primera práctica sin haber tenido contacto con problemas reales, explicaba, el participante en este reto “ya no es solo estudiante, es un profesional desde el día cero”, porque ha sabido escuchar, entender el desafío y formular una respuesta viable y alineada con las necesidades de la empresa y de la sociedad. Ese es, precisamente, el espíritu del Reto Anual de Innovación en Sostenibilidad: convertir proyectos académicos en soluciones con recorrido, y talento universitario en agentes de cambio.
El Reto Anual de Innovación en Sostenibilidad prevé acompañar a los equipos ganadores en la siguiente fase, facilitando financiación en especie para desarrollar un Mínimo Producto Viable, mentoría con expertos del sector y acceso a eventos y redes profesionales en sostenibilidad. De este modo, la Escuela de Sostenibilidad y la Fundación Universidad Europea consolidan un modelo de colaboración universidad–empresa–sociedad que impulsa la empleabilidad, refuerza el aprendizaje experiencial y sitúa a los estudiantes en el centro de la transformación hacia un futuro más sostenible.