Durante la actividad se ha puesto en marcha la gestión de emergencias sanitarias y los estudiantes han trabajado en grupo para realizar el diseño de un plan de intervención para prevenir el contagio
La gestión de emergencias sanitarias se ha convertido en una alerta para los ciudadanos que exigen profesionales que no solo posean conocimientos científico-técnicos sino la coordinación entre distintas disciplinas. Bajo esta premisa, se ha celebrado el pasado jueves en el Auditorio del Edificio B del Campus de Villaviciosa de Odón un acto en el que estudiantes de los grados en Biotecnología, Biomedicina, Veterinaria, Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Europea en el que han participado en un CBL (Challenge Based Learning) en el que se emulaba una alerta microbiológica relacionada con un brote epidémico asociado a alimentos contaminados que habían sido distribuidos en un evento multitudinario con escasas medidas de higiene.
De este modo, las aulas de la Universidad Europea de Madrid se convirtieron en un centro de operaciones donde los alumnos, integrados en la ficticia Unidad Transdisciplinar de Alertas Microbiológicas (UTAM), debieron solucionar este reto integrando conocimientos no sólo de microbiología, patología y diagnóstico, sino también de epidemiología y salud pública.
Para resolver este caso, los estudiantes propusieron diferentes pruebas de identificación microbiológica para detectar al agente causal de la epidemia bajo la presión de un tiempo limitado. Una vez identificado el microorganismo patógeno, cada grupo de trabajo debió diseñar un plan de intervención, incluyendo las medidas de contención y prevención del contagio que se podrían tomar en esta situación. Las conclusiones de cada equipo fueron finalmente puestas en común junto al profesorado a cargo de esta actividad en un debate colectivo realizado en el auditorio del campus de Villaviciosa de Odón.
Esta actividad que está enmarcada dentro del Modelo Académico de la Universidad Europea con una metodología de enfoque trandisciplinar, holístico y One World, ha permitido a los estudiantes reflexionar sobre la naturaleza de los brotes epidémicos en países en vías de desarrollo, donde tanto los recursos como el tiempo para abordar las emergencias alimentarias son escasos. Además, los alumnos pudieron desarrollar habilidades como el trabajo colaborativo, la cooperación interdisciplinar, el pensamiento crítico y la toma de decisiones bajo presión.
Este tipo de iniciativas son esenciales para formar a los futuros profesionales con el objetivo de que puedan abordar y proponer soluciones eficaces para los grandes retos sanitarios del siglo XXI.