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Una vivienda, oficina o centro comercial no serían funcionales sin las instalaciones. Aunque no llamen la atención estéticamente como otros elementos arquitectónicos, esas infraestructuras que permiten las conexiones a través de toda la edificación son esenciales para proporcionar los servicios básicos a las personas que vayan a habitarla o usarla. Por esa razón, en un grado en Arquitectura no solo se estudian las técnicas de edificación sino también las instalaciones, tanto su diseño como el dimensionado.
Las instalaciones son todos los sistemas de distribución y recogida de energía o fluidos que forman parte de la edificación y garantizan unas condiciones mínimas de higiene y habitabilidad. La mayoría de las instalaciones suelen partir o están conectadas a una red pública de suministro, por lo que llegan a través de un contador que mide el gasto de cada servicio. Luego se distribuye por la red interna de la edificación hasta llegar a los puntos de consumo.
Es una de las instalaciones más importantes ya que permite que la electricidad llegue a todos los puntos de la edificación donde sea necesaria. Se proyecta en base a la acometida, la parte de la instalación que une la red de distribución general con el edificio, y las instalaciones de enlace, las cuales unen la red de distribución general con las instalaciones del interior del edificio. De hecho, la instalación de cada vivienda o local se inicia en el cuadro de mando y protección. Como norma, el grado de electrificación de una vivienda no puede tener una potencia inferior a 5.750 W a 230 V, el mínimo para cubrir las necesidades primarias sin tener que hacer obras posteriores.
Es la que se utiliza para suministrar agua potable, como las que van a la ducha o la cocina. En este caso también existe una acometida, que conecta la red exterior de suministro con la instalación general del edificio. Esta consta de un colector y un cuadro de contadores, que pertenecen a la compañía suministradora, así como con una llave de paso general, que corta el flujo de agua a toda la edificación. A partir de ese punto, las tuberías llevan el agua a cada vivienda o local. En el caso del agua caliente, hay que tener en cuenta que su producción se puede realizar de forma individual para cada vivienda o de manera central para todo el edificio.
Este tipo de instalación en las edificaciones transporta desechos. La red de desagüe está formada por diferentes elementos que conducen las aguas residuales fuera del edificio. Las aguas del inodoro, por ejemplo, son conducidas, mediante una tubería llamada manguetón a la red vertical de saneamiento. En cambio, los lavabos, baños, duchas y fregaderos se suelen empalmar al manguetón del inodoro a través de un bote sifónico. Esos desagües deben estar especialmente diseñados para evitar que los malos olores del alcantarillado suban hasta el edificio. En general, las aguas procedentes de las bajantes son recogidas en las arquetas, las cuales se encuentran unidas entre sí con colectores que terminan en la arqueta principal, desde la cual se realiza la conexión con el alcantarillado público.
El gas se utiliza para cocinar, producir agua caliente y calefacción. El gas que se usa en las viviendas y oficinas puede llegar mediante bombonas o canalizado a través de una serie de conductos. Generalmente la instalación en la edificación comienza a partir de un contador y una llave de paso general. Las tuberías que se utilizan suelen ser de cobre y se fijan a las paredes mediante abrazaderas. Cada derivación suele tener su propia llave de paso y suministra el gas a un solo aparato. En el momento de insertar la instalación de gas en el proyecto arquitectónico hay que tener en cuenta que el cuarto de contadores debe situarse en un local ventilado.
Mediante estas instalaciones se garantiza una temperatura agradable en el interior del edificio. El sistema de calefacción por agua caliente es el más extendido en las viviendas y emplea una caldera en la que se quema un combustible que transmite calor a un fluido, generalmente agua, que se distribuye mediante una red de tuberías de cobre o acero. Los radiadores, en cambio, pueden ser de hierro o de aluminio. No obstante, también se puede optar por un sistema de calefacción eléctrica. La instalación de aire acondicionado, en cambio, suele ser bastante sencilla ya que está compuesta por una máquina de refrigeración en la que el compresor, condensador y evaporador forman un circuito cerrado por el que circula un fluido refrigerante.
En la actualidad, una de las instalaciones en edificaciones más importantes es aquella que permite que la televisión, la telefonía, los porteros automáticos y los sistemas de seguridad y automatización funcionen. Existen diferentes tipos de instalaciones de recepción y emisión, como la telefonía por cable o una instalación ADSL. Desde 2003 la ley indica que las nuevas construcciones deben contar con instalaciones de telecomunicaciones capaces de captar y adaptar las señales de radiodifusión sonora y televisión terrestres, así como proporcionar el acceso al servicio de telefonía y a los servicios de telecomunicaciones de banda ancha.