Signos y síntomas del autismo: ¿cuáles son?

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo cuya prevalencia ha aumentado en las últimas décadas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 1 de cada 160 niños en todo el mundo tiene trastornos del espectro autista (TEA). Por esta razón, comprender los signos y síntomas del autismo es fundamental para identificarlo a una edad temprana y brindar el apoyo necesario.

En este artículo, encontrarás información sobre qué es el autismo y cuáles son sus síntomas más comunes, la cual podrás ampliar con todo detalle si decides estudiar nuestro Máster en Psicología Infantil online.

¿Qué es el autismo?

El autismo es uno de los principales trastornos del neurodesarrollo según el DSM-5, que se incluye dentro del trastorno del espectro autista (TEA). Este afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento de la persona que lo padece. 

Los signos y síntomas del autismo son muy diversos. Ahora bien, las personas autistas no siempre presentan todos, ni tampoco lo hacen de igual manera. Algunas pueden tener unos signos y otras, otros síntomas del autismo diferentes, así como manifestarlos en diversos grados

En cualquier caso, los síntomas del autismo suelen aparecer en la infancia y pueden durar toda la vida, aunque también mejorar con el tiempo. Un diagnóstico y tratamiento adecuados son muy importantes para ayudar a las personas autistas a desarrollar todo su potencial y vivir una vida plena.

¿Cuáles son los síntomas del autismo?

Los signos y síntomas del autismo se agrupan principalmente en dos áreas:

Comunicación e interacción social

Las dificultades en el desarrollo de habilidades lingüísticas y construcción de vínculos emocionales son características recurrentes en niños y adultos autistas. Estos desafíos se reflejan en una serie de síntomas que incluyen:

• No responder cuando se les llama por su nombre o, en ocasiones, parecer que no están escuchando lo que se les está diciendo.
• Oponerse a los abrazos y las caricias.
• Preferir jugar en solitario y sumergirse en “su propio mundo”.
• Evitar el contacto visual.
• No hacer gestos con la cara que expresen emociones como felicidad, tristeza, enfado y sorpresa.
• No hablar en la edad esperada.
• Experimentar un desarrollo tardío del habla o, en algunos casos, perder habilidades de comunicación previamente adquiridas.
• No saber mantener o comenzar una conversación. En ocasiones, solo inician una para solicitar algo o mencionar objetos.
• Hablar con un tono o ritmo inusual, utilizando una voz monótona o haciéndolo de manera robotizada.
• Repetir palabras o frases textuales, pero no comprender cómo utilizarlas en contexto.
• No entender preguntas o indicaciones simples.
• Tener dificultades para expresar sus emociones y sentimientos, además de mostrar poca conciencia de los sentimientos de los demás.
• No señalar ni traer objetos para compartir sus intereses con otros.
• Abordar interacciones sociales de manera inapropiada, manifestando comportamientos pasivos, agresivos o disruptivos.
• No saber reconocer las señales no verbales, como la interpretación de las expresiones faciales de otras personas, las posturas corporales o el tono de voz.

Conductas repetitivas e intereses restrictivos

Tanto en niños como adultos con autismo, es común observar intereses, actividades y patrones de comportamiento repetitivos y limitados. Estos se manifiestan a través de diversos signos, como:

• Realizar movimientos repetitivos como balancearse, girar o aletear con las manos.
• Participar en actividades que podrían causarles daño, como morderse o golpearse la cabeza.
• Desarrollar rutinas o rituales específicos y perturbarse fácilmente ante el mínimo cambio en ellas.
• Experimentar problemas con la coordinación o mostrar patrones de movimiento inusuales, como torpeza o caminar de puntillas.
• Presentar un lenguaje corporal extraño, rígido o exagerado.
• Centrarse intensamente en los detalles de un objeto. Sin embargo, no comprender su propósito general o funcionamiento.
• Se más sensibles a la luz, el sonido o el contacto físico, pero mostrar indiferencia ante el dolor o la temperatura.
• No participar en juegos de imitación o simulación con otros.
• Obsesionarse con un objeto o una actividad con una intensidad o concentración anormal.
• Tener preferencias específicas en cuanto a los alimentos, por ejemplo, comer solo unos pocos tipos de alimentos o rechazar alimentos con determinadas texturas.

Comprender todos estos signos y síntomas del autismo es esencial para reconocer, apoyar y aceptar a las personas que lo experimentan, contribuyendo así de manera significativa a su bienestar y desarrollo. En este sentido, adquiere mucha importancia contar con la preparación profesional adecuada, como la que ofrece el Máster en Psicología Infantil de la Universidad Europea.

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