En la elaboración de un plan de empresa, la parte destinada a las previsiones de cuentas financieras adquiere una especial importancia, tanto para los propios promotores como para posibles inversores o financiadores, a la hora de comprobar la viabilidad económica del proyecto y la esperada rentabilidad del negocio propuesto, tal y como quedo reflejado en el anterior post del blog.
Para que el plan financiero denote profesionalidad y rigor en su realización, además de la presentación de las ventas estimadas, costes y gastos previstos, así como las diferentes cuentas financieras previsionales (inversión y financiación inicial, cuadro de amortizaciones, tesorería, cuenta de resultados, balance), es conveniente incluir una serie de indicadores y ratios calculados a partir de los datos presentados en las cuentas (para cada uno de los años reflejados), completando así el análisis financiero del plan de empresa.
Según la finalidad del proyecto, se podrán incluir más o menos ratios de distinta naturaleza. Los indicadores y ratios económicos y financieros, sirven para testar la salud financiera del negocio analizado, reflejando aspectos relativos a la liquidez, endeudamiento, solvencia y rentabilidad del proyecto. Hay que tener en cuenta que están calculados a partir de las previsiones de ventas y cuentas financieras que se hayan elaborado y, su veracidad y fiabilidad, dependerá por tanto del rigor y objetividad de las mismas. A continuación, se reflejan los principales y más comunes.
1.-Fondo de maniobra. Se obtiene a partir de la diferencia entre el activo corriente (existencias, tesorería, deudas de clientes) y el pasivo corriente (deudas a corto plazo). Cuanto mayor sea su valor, más liquidez tendrá la empresa para responder a sus deudas a corto plazo.
2.-Ratio de solvencia a corto plazo. Consiste en dividir el activo corriente partido el pasivo corriente. Indica la capacidad para hacer frente a las deudas a corto plazo en función de los activos corrientes disponibles. Su valor debe ser mayor de 1, y tampoco es conveniente que sea muy alto según las circunstancias, porque puede ser indicativo de que tenemos mucha liquidez en caja no utilizada o excesivo stock de existencias.
3.-Ratio de tesorería. Se divide el dinero o tesorería disponible partido el pasivo corriente, comprobando la capacidad para pagar las deudas a corto plazo con el dinero efectivo que se posee. En los proyectos emprendedores, es importante mantener inicialmente un colchón financiero suficiente en los primeros meses de arranque, hasta que el negocio llegue a sus niveles óptimos de funcionamiento.
4.-Test de prueba ácida. Se divide el activo corriente descontando las existencias, partido el pasivo corriente. El rango normal en las empresas suele situarse entre 0,5 y 1, pero al igual que en el de tesorería, en los meses iniciales de un nuevo negocio, conviene que sea mayor.
5.-Ratio de rotación de activos. Se dividen las ventas totales anuales partido el activo total. Cuanto más alto sea, indicará que la inversión en activos se transforma más en ventas efectivas.
6.-Ratio de endeudamiento. Se divide el total de la deuda o pasivo (fondos ajenos o financiación externa) partido el total de fondos propios y ajenos (patrimonio neto + pasivo). Existen varios ratios que reflejan el nivel de endeudamiento, siendo el más común dividir el total de fondos propios (capital y reservas), partido el total de fondos ajenos (financiación externa o deuda). De forma general, se considera conveniente que se sitúe ente un 0,4 y un 0,6 este indicador. Cuanto más alto sea su valor, más proporción de deuda respecto a aportaciones propias habrá y, por tanto, más nivel de endeudamiento.
6.-Ratio de autonomía financiera. Es otra versión de ratio de endeudamiento, que se obtiene dividiendo el total de fondos propios (capital y reservas o patrimonio neto), partido el total de la deuda (fondos ajenos o financiación externa).
7.-Ratio de garantía. Se divide el activo total partido el pasivo total o deuda. Indica la capacidad para hacer frente a las deudas contraídas con el total de activos de la empresa. El rango normal según cada circunstancia, debe situarse entre 1,5 y 3.
8.-Rentabilidad económica (ROA). Se obtiene dividiendo el beneficio económico previsto (beneficio antes de impuestos e intereses, BAII), partido el total de activos (hay que hacer una media entre los activos del principio y del final del período), multiplicado todo por 100, ya que se expresa en porcentaje. El resultado indica el rendimiento y rentabilidad que se obtiene con el negocio, a partir del total de recursos e inversiones que se han dispuesto en el mismo.
9.-Rentabilidad financiera (ROE). Se obtiene dividiendo el beneficio neto (descontando impuestos e intereses), partido el total de recursos propios invertidos en el negocio (capital y reservas), multiplicado todo por 100, ya que se expresa en porcentaje. El resultado nos indica la rentabilidad obtenida a partir de la aportación total realizada por los socios o accionistas, sin tener en cuenta la financiación externa.
10.-Ratio de beneficio neto. Se divide el beneficio neto partido las ventas anuales, multiplicado todo por 100, ya que se expresa en porcentaje. Nos indicará la proporción de ventas que se convierte en beneficio neto.
11.-Punto de equilibrio o umbral de rentabilidad. Se obtiene cuando el volumen de ventas llega a cubrir los gastos producidos; los ingresos se igualan a los gastos y el beneficio es 0. Para calcular el punto muerto de producción, se dividen los costes fijos partido el precio unitario menos el coste variable unitario.
Junto a todo esto, es conveniente en el plan financiero realizar una valoración de la inversión, calculando el Valor Actual Neto (VAN). Para ello, debemos disponer de los diferentes flujos de caja generados en cada año considerado en nuestro plan de negocio (3 o 4 normalmente), actualizando su valor a través de la fórmula de cálculo del valor actual (ver bibliografía financiera especializada). Para ello, tendremos que determinar la tasa Ke, siendo esta un indicador que representa la rentabilidad esperada por los accionistas con el proyecto emprendido. Además, tenemos que añadir el valor residual estimado del negocio (de forma orientativa, se puede reflejar multiplicando por dos el BAII del último período considerado). A la suma y resultado final de todo esto, restamos la inversión inicial realizada (aportación de los socios), valorando y comprobando si el resultado es positivo (el proyecto es viable y realizable) y en qué cuantía.
Junto al VAN, también determinamos el TIR (tasa interna de retorno). Se valor representa la tasa K cuando el VAN es igual a cero, que tendrá que ser superior al valor de Ke (rentabilidad mínima esperada por los accionistas). A través de la herramienta Excel, podemos calcular el TIR. También podemos establecer el payback o plazo de recuperación de la inversión realizada.
Si queremos profundizar en el análisis, se pueden reflejar también indicadores como el WACC (coste del capital medio ponderado), que es un dato relevante cuando se utilizan fuentes de financiación diversas, para determinar el coste total de los recursos financieros empleados, y el payout (porcentaje de beneficio neto destinado a los accionistas). Para determinar estos indicadores se recomienda consultar fuentes especializadas o blogs financieros, como por ejemplo, el del profesor Antonio Alcocer (http://www.antonioalcocer.com).
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