La gestión financiera es un pilar esencial en todos los negocios. Si una empresa cuenta con un buen gestor financiero, le resultará más fácil alcanzar sus objetivos ya que podrá gestionar mejor sus recursos, asegurándose de que son suficientes para cubrir los costes, de manera que no solo pueda seguir funcionando, sino que además genere beneficios.
La definición de la gestión financiera hace referencia a la actividad mediante la cual se administran los recursos económicos de una empresa o institución de manera estratégica para garantizar un buen desempeño en todas sus áreas.
El departamento de gestión financiera se encarga de gestionar las partidas de gastos e ingresos, determinar cómo se financiarán las operaciones, decidir dónde se invertirán los beneficios obtenidos y elaborar el modelo financiero que se aplicará en la empresa o institución, todo con el objetivo de crear valor.
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El gestor financiero es una figura clave en la empresa ya que se encarga de la obtención, el uso y la supervisión de los fondos que mantendrán el negocio funcionando y generando beneficios. Este profesional desempeña diferentes tareas en su día a día:
La gestión fiscal se encarga de todos los impuestos, declaraciones, obligaciones financieras y contables que cualquier negocio debe asumir como es el registro de facturas, IRPF o IVA entre otros.
Por tanto, la misión principal de un asesor fiscal es la de liquidar los impuestos de un negocio optimizando al máximo las cargas fiscales. Este puesto basa sus acciones e ideas en la información contable que tiene a su disposición.
La gestión financiera implica la estrategia y control de todos los recursos económicos de una empresa o negocio para la consecución de unos objetivos comerciales a través de la planificación financiera.
El cargo de asesor financiero conlleva sugerir cual es el mejor camino para incrementar el capital y optimizar ingresos empresariales. Se trata de un puesto más creativo, ya que el fiscal basa sus acciones en un marco legal rígido con un conjunto de normas.