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El mundo del derecho está repleto de conceptos legales que es necesario dominar a la perfección para desempeñarse con éxito en este campo. Usar los términos de manera adecuada también es importante para no dar cabida a errores o malinterpretaciones. Un buen punto de partida consiste en entender la diferencia entre letrado y abogado, dos palabras que a menudo se utilizan indistintamente pero que no significan lo mismo. Si estás interesado en ampliar tu formación en el sector legal, en la Universidad Europea podrás cursar el grado en Derecho online o presencial en Madrid, Valencia y Canarias.
La primera diferencia entre letrado y abogado proviene del origen etimológico de ambas palabras. El vocablo letrado deriva del latín litterātus, que significa “marcado por letras”. Por ende, se utilizaba para identificar a las pocas personas que sabían leer y escribir.
Más tarde se comenzó a usar para referirse a las personas doctas o instruidas, aquellas que tenían acceso a diferentes tipos de conocimientos que estaban fuera del alcance de la mayoría de la población. En la Edad Media, ese conocimiento era casi exclusivo de los clérigos y juristas.
No obstante, a medida que la universidad medieval fue incorporando diferentes carreras, el término letrado fue restringiéndose al ámbito del derecho para designar al “hombre de leyes”. El conocimiento de la ley permitió a los letrados ocupar un papel relevante en la sociedad. Se ocupaban de redactar leyes, asesorar a los ciudadanos, preparar sentencias, dar seguimiento a los procedimientos judiciales y, en sentido general, velar por el cumplimiento de la ley en todos los niveles de la sociedad.
La palabra abogado también proviene del latín, específicamente del vocablo advocātus. Al parecer, este término surgió de la expresión latina Ad auxilium vocatus, que significa “el llamado a auxiliar”.
En la Antigua Roma, la defensa en un juicio solía correr a cargo del patrono. Sin embargo, a medida que el derecho y las instituciones se fueron complejizando, se comenzaron a formar oradores y jurisconsultos que acudían en la ayuda de las personas que necesitaban ser representadas. De hecho, en la actualidad los abogados siguen acudiendo en la ayuda de sus clientes, auxiliándolos en la defensa para que puedan tener una representación adecuada que les permita afrontar determinado problema legal.
Como nota curiosa, cabe aclarar que en España a los primeros “abogados” se les llamaba “boceros” porque ejercían su ejercicio con “boces”. Entonces corría el siglo XIII y aquellos abogados ya tenían la capacidad de intervenir ante los tribunales por orden del rey para igualar la condición de los litigantes, de manera que las personas no perdieran sus derechos debido al desconocimiento de la ley o la falta de razonamiento.
En la actualidad, el término letrado conserva su significado original, de manera que se aplica a quienes poseen un conocimiento amplio en algún campo. No obstante, sigue siendo un vocablo polisémico, de manera que también se usa como sinonimia con abogado, para referirse a los licenciados en Derecho. Por consiguiente, un abogado siempre será un letrado, pero no todos los letrados son abogados.
En el campo del derecho, se recomienda limitar el uso de la palabra letrado a los procesos judiciales. Por tanto, es habitual que un juez se refiera al abogado como letrado en medio de un proceso judicial, pero no es común que el cliente utilice esa palabra para designar a su abogado. El término letrado también se usa para referirse a los juristas de las instituciones públicas o a los asesores jurídicos de las sociedades o empresas.
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