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Se estima que al menos el 2 % de la población general sufre de episodios en los que regurgita los alimentos después de comer. Esto se llama síndrome o trastorno de rumiación, y genera consecuencias en la calidad de vida y salud de quienes lo padecen.
En este post analizaremos qué es el síndrome de rumiación, cuáles son sus síntomas, sus causas y el tratamiento. En el Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria en Madrid de la Universidad Europea, ya sea de forma presencial en Madrid o bien online a través del Máster en TCA online, podrás profundizar en este tipo de trastornos y otros aspectos relacionados.
El síndrome o trastorno por rumiación consiste en regurgitar de la comida sin digerir o parcialmente digerida de manera generalmente involuntaria.
Es decir, las personas que padecen este trastorno suelen masticar la comida para escupirla antes de tragarla. Esto ocurre justo después de comer, y los pacientes suelen describir que tienen una sensación similar a la de un eructo antes de que se dé la rumiación.
El síndrome de rumiación es un TCA, un Trastorno de Conducta de la Alimentación, como lo son el trastorno por atracón o la anorexia nerviosa. En este caso, el síndrome de rumiación tiende a confundirse con la bulimia nerviosa, la enfermedad por reflujo gastroesofágico o la gastroparesia, pero tiene características diferentes como veremos a continuación.
Entre los síntomas de este trastorno se incluyen los siguientes:
A partir de los síntomas explicados anteriormente, es posible diagnosticar este trastorno. El diagnóstico suele efectuarse a través de una entrevista entre el médico y el paciente con preguntas sobre los síntomas, así como con el análisis de los antecedentes médicos y la observación de la conducta del paciente. Normalmente, los médicos suelen diagnosticar un trastorno por rumiación cuando el paciente regurgita los alimentos durante un periodo superior a un mes. También se deben descartar trastornos gastrointestinales que puedan causar regurgitación.
Para confirmar el diagnóstico se pueden emplear pruebas como la manometría esofágica de alta resolución y la impedanciometría; ya que ambas permiten ver si hay un aumento de la presión en el abdomen. Todo esto se puede complementar con una endoscopia superior y un vaciamiento gástrico.
No hay una certeza absoluta sobre el origen o los motivos exactos del trastorno por rumiación. Sin embargo, hay indicios que se lo atribuyen a un aumento de la presión abdominal. No obstante, las razones de origen psicosocial tienen también una gran importancia, como: haber vivido en un entorno psicosocial poco estimulante cognitivamente, experimentado un cuidado negligente en la infancia, haber vivido situaciones muy estresantes y también circunstancias traumáticas.
Lo cierto es que los adultos que padecen el síndrome de rumiación afirman que no tienen control sobre lo que les ocurre y que no pueden dejar de hacerlo.
Entre las consecuencias de este trastorno se encuentran la pérdida de peso y desnutrición, desequilibrio electrolítico y deterioro funcional. Además, pueden aparecer consecuencias emocionales, tales como la angustia y la ansiedad.
Si bien el tratamiento será diferente según la edad y las capacidades del paciente, básicamente hay dos tratamientos comunes para abordar el síndrome de rumiación.
Uno de ellos es el uso de medicamentos que están enfocados a relajar el estómago después de comer. Adicionalmente, y si hay daño esofágico, se pueden prescribir inhibidores de la bomba de protones para proteger el recubrimiento del esófago.
Otra alternativa es la terapia conductual de inversión de hábitos o terapia del comportamiento, que se puede hacer en conjunto con el uso de medicamentos. Esta opción permite reconocer cuándo ocurre la rumiación y, cuando empieza, se emplean los músculos del abdomen para inhalar y exhalar. Es decir, se aplica la respiración diafragmática para prevenir las contracciones abdominales y la regurgitación.
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