La salud integral es un concepto vinculado a la definición de salud establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que la describe como “un estado de completo bienestar físico, mental y social”. En otras palabras, se trata de una perspectiva más holística que la concepción tradicional de la medicina, que define la salud simplemente como la ausencia de enfermedad.
Desde el punto de vista de los profesionales sanitarios, la salud integral requiere un enfoque multidisciplinar que aborde sus tres componentes fundamentales: salud física, salud mental y salud social.
Este concepto se estudia en algunos de los masters de Salud y Biomédicas de la Universidad Europea, entre los que se encuentran el Máster en Salud Pública.
No obstante, no son únicamente los profesionales de la salud quienes pueden contribuir a la salud integral. Tanto las personas individuales como las instituciones tienen un papel crucial en la promoción y mantenimiento de la salud integral.
En este artículo explicamos los tres factores determinantes de la salud integral y exploramos qué se puede hacer para mejorarla.
Como adelantamos en la introducción, existen tres factores que determinan si una persona disfruta de salud integral:
Implica el correcto funcionamiento del organismo y la ausencia de enfermedades. Este aspecto se asemeja más al concepto tradicional de salud en la medicina.
Se refiere a un estado de bienestar caracterizado por la ausencia de trastornos mentales. Esto posibilita que las personas desarrollen su vida diaria, afronten situaciones de estrés y contribuyan a su comunidad. Constituye uno de los retos de la salud pública, según la preocupación de los expertos.
Se refiere a los factores socioeconómicos que pueden afectar a la salud de las personas. Entre ellos, se incluyen aspectos como la educación, la seguridad alimentaria y financiera, así como el empoderamiento de las comunidades.
No siempre tenemos control sobre las enfermedades, los sucesos que afectan a nuestra salud mental o nuestro entorno socioeconómico. Sin embargo, a nivel personal, podemos desarrollar hábitos saludables que nos ayuden a cuidar los aspectos físicos y mentales de la salud integral.
En el día a día, podemos prestar atención a cuatro aspectos clave que influyen en nuestro estado físico:
Aunque son muchos los aspectos que pueden afectar a nuestra salud mental, los que describimos a continuación son básicos para cuidar este componente de la salud integral.
La pobreza, la exclusión, los conflictos estructurales y otros factores socioeconómicos tienen un impacto innegable en la salud de las personas. Sin embargo, estos aspectos escapan muchas veces del control individual y deben abordarse desde un enfoque institucional y multidisciplinar de promoción de la salud. Estas son algunas de las áreas de intervención que pueden contribuir a mejorar la salud social de las comunidades.
En conclusión, el concepto de salud integral ofrece una perspectiva holística y compleja del bienestar humano. Incluye componentes físicos, mentales y sociales que pueden abordarse desde varios ángulos. Por un lado, las personas pueden forjar hábitos saludables para proteger su salud mental y física. Por el otro lado, las instituciones y los servicios sociales y sanitarios pueden contribuir a crear las condiciones necesarias para favorecer la salud social. El equilibrio entre estos tres elementos mejora la calidad de vida de las personas y contribuye a prevenir enfermedades, generar resiliencia y garantizar el bienestar global de la población.
A lo largo del texto, hemos visto algunos programas vinculados al concepto de la salud integral. No obstante, en la Universidad Europea tenemos una gran variedad de titulaciones en el ámbito biomédico. Entre ellas, destacan el Máster en Bioinformática, el Máster en Bioética online, el Máster online en Gestión Sanitaria y el Máster en Gestión de Enfermería. Visita nuestra página web e infórmate.