Los conflictos forman parte de la experiencia humana. No hay dos personas iguales, de manera que tampoco habrá dos perspectivas idénticas. Esas diferencias suelen generar disputas en todos los ámbitos de la vida, desde el familiar hasta el laboral, y no es inusual que se extiendan al plano judicial. Resolver esas diferencias no siempre es sencillo, sobre todo cuando ambas partes se atrincheran en su posición. En estos casos, contar con las habilidades de un mediador es fundamental para encontrar una solución que satisfaga a todos.
¿Qué es un mediador?
Los mediadores son profesionales que facilitan el diálogo entre las personas que tienen un conflicto. Son una figura neutra e imparcial que se encarga de ayudar a las partes implicadas en una disputa a resolverla de la mejor forma posible. Les permite comprender el origen de sus diferencias y profundizar en las causas de lo ocurrido confrontando sus visiones y vivencias para encontrar soluciones viables.
Dado que los conflictos existen prácticamente en todas las áreas de la vida, también hay diferentes tipos de mediadores. El mediador familiar, por ejemplo, ayuda a las familias y parejas a resolver sus diferencias mientras que el mediador judicial facilita la resolución de los litigios legales. No obstante, también existen mediadores de seguros, culturales y escolares.
Trabajar como mediador de conflictos
- Ayuda a las partes a identificar los temas conflictivos sobre los que se basará la mediación y determina las áreas de acuerdo preexistentes. Así promueve conductas cooperativas y facilita la búsqueda de acuerdos en los temas más sencillos desde el inicio.
- Determina las normas de interacción estableciendo un marco adecuado para que las partes puedan confrontar sus diferencias desde el respeto mutuo y la empatía. El mediador marca el tono emocional para facilitar una comunicación abierta que facilite el entendimiento.
- Contribuye a eliminar los bloqueos en el proceso y clarifica posibles malentendidos para facilitar la comunicación. Entre las funciones del mediador se encuentra encauzar el diálogo cuando se aleja del objetivo principal para caer en los reproches, animando a las partes a buscar soluciones de cara al futuro.
- Permite que cada persona exponga su punto de vista sin atacar al otro, en un espacio de contención que no genere nuevos problemas. El mediador también se encarga de redefinir las posturas de manera más positiva, enfatizando las necesidades de todos y validando sus experiencias. Refuerza los comportamientos cooperativos y resalta los progresos realizados para mantener una actitud positiva.
- Anima a ambas partes a proponer soluciones para el conflicto. Entre las funciones del mediador no se encuentra buscar soluciones sino generar un clima de confianza que anime a las personas a sugerir alternativas para resolver el problema.
- Facilita la toma de decisiones. El mediador suele actuar como agente de realidad, ayudando a los implicados a elegir una solución viable. Reduce las diferencias y expande las áreas de acuerdo para que las personas abandonen su postura cerrada, se pongan en el lugar del otro y asuman un estilo negociador más empático. Los acompaña en la búsqueda de una solución aceptable para ambas partes.
El éxito de la negociación depende en gran medida de las habilidades del mediador. Ante todo, un mediador debe ser capaz de no juzgar a las personas involucradas en el proceso, comportarse de manera imparcial y respetar su confidencialidad. También debe ser una persona altamente empática que domine la escucha activa y debe poseer habilidades de resolución de conflictos y de validación emocional.
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