A finales del siglo XVIII se realizaron las primeras aportaciones con base científica sobre la utilidad y las técnicas que luego sentarían las bases para la electroterapia, aunque no fue hasta 1840 que se descubrió la estimulación transcutánea y fue necesario esperar mucho más para poder utilizar la corriente eléctrica con fines curativos.
Sin embargo, en las últimas décadas los avances de la tecnología y la electrónica, la llegada de los microprocesadores y la tecnología inalámbrica han impulsado el desarrollo de la electroterapia, de manera que en la actualidad es una de las herramientas terapéuticas más utilizadas y parte de cualquier formación del sector como el Grado en Fisioterapia (disponible en Madrid, Alicante, Valencia y Canarias), el Doble Grado en Fisioterapia y Ciencias del Deporte (también disponible en Canarias) o el Master en Fisioterapia Deportiva.
¿Qué significa electroterapia?
La electroterapia es un tratamiento fisioterapéutico que usa la corriente eléctrica para estimular determinadas áreas del organismo que sufren procesos inflamatorios o dolor nervioso, así como los músculos atrofiados y las lesiones osteomusculares. Tiene propiedades antiinflamatorias y analgésicas, además de mejorar el trofismo y potenciar la capacidad neuromuscular. También mejora la circulación y el flujo sanguíneo local.
¿Para qué se usa la electroterapia?
La electroterapia se utiliza para tratar distintos tipos de procesos dolorosos e inflamatorios de carácter músculo-esquelético y nervioso periférico, así como en los casos de atrofias y lesiones musculares. De hecho, es muy usada en el campo del deporte porque además de tratar eficazmente muchas de las afecciones deportivas comunes, como esguinces y distensiones, previene la atrofia muscular y mejora el rango de movimiento.
En el deporte también se recurre a la electroterapia para facilitar la recuperación muscular tras practicar ejercicio físico intenso, aumentar la fuerza muscular y la resistencia a la fatiga, así como mejorar la elasticidad. Incluso se utiliza en el área de la estética para facilitar la tonificación y reafirmación muscular, así como en los tratamientos anticelulíticos y de lipólisis.
Los beneficios del tratamiento con electroterapia
La electroterapia es un tratamiento no invasivo, no genera adicción y tiene pocas contraindicaciones, por lo que es una excelente alternativa para reducir el consumo de analgésicos y antiinflamatorios en los pacientes. Además, aporta otros beneficios:
- Mejora la eficacia de la Fisioterapia y los tratamientos convencionales acelerando la recuperación de toda clase de lesiones osteomusculares.
- Disminuye considerablemente la inflamación muscular.
- Promueve la dilatación de los vasos sanguíneos, facilitando la circulación y la oxigenación, lo cual promueve la regeneración de los tejidos dañados.
- Relaja los músculos de la zona afectada, proporcionando un alivio del dolor.
- Previene las complicaciones causadas por la inmovilización, como la atrofia muscular.
¿Qué tipos de electroterapia existen?
El fisioterapeuta es el profesional más capacitado para aplicar la corriente eléctrica con fines curativos. En función de la lesión o patología del paciente, su historial médico y el efecto que se pretende conseguir, elegirá entre los diferentes tratamientos de electroterapia:
- Microondas. Enmarcada dentro de la electroterapia de alta frecuencia, es una de las técnicas de rehabilitación más difundidas. Al penetrar menos profundamente que las ondas cortas y calentar más tejido graso, suele aplicarse en tejidos cercanos a la epidermis, los músculos y las articulaciones más superficiales, de manera que se usa para tratar patologías como epicondilitis, epitrocleitis y tendinitis rotuliana, siendo ideal para promover la relajación muscular y el trofismo.
- Electroestimulación muscular. La electroestimulación neuromuscular es otro de los métodos terapéuticos más utilizados en Fisioterapia. Se aplica al nervio que alimenta el músculo a través de pequeños pulsos eléctricos. Se suele indicar para tratar lesiones como las tendinopatías, artrosis, lumbalgia, tensión muscular, cervicalgia con compromiso nervioso, epicondilitis, dolor de hombro, artrosis y síndrome miofascial.
- Iontoforesis. Es un tratamiento terapéutico que usa la corriente galvánica para introducir iones hacia el interior de la piel y ciertos tejidos con el objetivo de acelerar la recuperación. Alivia el dolor de las patologías que afectan fundamentalmente tejidos blandos como músculos y tendones. También es eficaz para aumentar el flujo sanguíneo local y disminuir los edemas que causan ciertas enfermedades.
- Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea. Este tratamiento consiste en la aplicación superficial de corriente eléctrica de alta frecuencia y baja intensidad, que se utiliza fundamentalmente para tratar el dolor agudo o crónico, así como para aliviar la sobrecarga muscular. El fisioterapeuta administra pulsaciones de estimulación eléctrica en los nervios sensoriales, logrando así el efecto analgésico deseado.
- Electroacupuntura. Esta técnica se basa en los mismos principios de la acupuntura tradicional ya que estimula los puntos de energía corporal, pero recurriendo a un equipo que produce impulsos magnéticos transformados en una corriente eléctrica de baja intensidad. Se utiliza para tratar problemas como la fibromialgia y el dolor miofascial, así como contracturas, atrofias musculares, parálisis periféricas y neuropatías.