¿Qué es la dermofarmacia?

La dermofarmacia es una disciplina científica que se dedica al estudio y cuidado de la piel con el propósito de elaborar la fórmula ideal para cada tipo atendiendo a sus particularidades (por ejemplo, si es grasa o seca).

A pesar de lo que mucha gente piensa, los productos de esta disciplina no son fármacos, sino que poseen ciertos principios activos que permiten proteger la piel. Además, generalmente han sido probados clínicamente a través de diversos test para garantizar su seguridad.

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Aplicaciones de la dermofarmacia

La dermofarmacia tiene una serie de beneficios muy claros para el mantenimiento de una piel sana que podrían resumirse en:

• Tratamientos de afecciones. Uno de los principales beneficios de la dermofarmacia es el tratamiento de afecciones no patológicas como la piel seca, los eczemas o los puntos negros. Además, la aplicación de este tipo de productos puede convertirse en un buen complemento a tratamientos contra enfermedades dermatológicas diagnosticadas por profesionales sanitarios.
• Ayuda a la prevención de problemas cutáneos. Gracias a las influencers, cada día es más habitual ver en redes sociales rutinas de cuidado de la piel para mantenerla sana e hidratada. Sin duda, se trata de un tema sobre el que la sociedad está cada vez más concienciada y que ha provocado un incremento en el uso de este tipo de productos.
• Contribución a la estética. Las cremas antiarrugas y reafirmantes, los iluminadores, el maquillaje o las cremas con color son solo algunos de los productos de dermofarmacia que tienen como objetivo mejorar la estética de una persona. No obstante, a diferencia de otro tipo de cosméticos, lo hacen teniendo en cuenta la piel, protegiéndola y cuidándola con principios activos derivados de estudios que reafirman su calidad y seguridad.

¿Qué trata la dermofarmacia?

Podríamos resumir las funciones de la dermofarmacia en tres grandes bloques:

• Función eutrófica o terapéutica. Algunos productos de dermofarmacia buscan simplemente mejorar la hidratación, aspecto o estado de la piel. Sin embargo, otros trabajan en algunas características, patologías o problemas concretos.
• Función estética. Hay productos que solo tienen una función de mejora estética de la piel, y no contribuyen en absoluto a su mantenimiento desde el punto de vista de la salud.
• Función higiénica. Otros productos de dermofarmacia están especialmente diseñados para tratar desde arrugas, granos o poros abiertos, hasta un cuidado más generalizado de la piel.

Todos los profesionales del mundo de la dermofarmacia coinciden en que lo ideal es combinar estos tres tipos de productos para conseguir una piel sana y estéticamente cuidada.

Diferencias entre dermofarmacia y cosmética

Llegados a este punto seguro que te preguntas qué diferencia existe entre la dermofarmacia y la cosmética. Aunque son materias estrechamente relacionadas, existen importantes diferencias.

Principalmente, y como ya hemos comentado en este artículo, la dermofarmacia es una rama de la farmacia que estudia, fabrica y vende productos de cosmética para la piel que no están relacionados con patologías. Dicho de otro modo: la dermofarmacia no intenta curar enfermedades de la piel, sino que trata de mantenerla sana desde un punto de vista más general y estético.

Por su parte, existe una rama de la medicina estética que se ocupa de la piel: la dermocosmética. Esta rama se sitúa en un punto intermedio entre un cosmético tradicional y un medicamento. Los fabricantes de este tipo de productos suelen tener una mayor base médica, de tal forma que los productos que salen al mercado tienen los mismos estándares de calidad y seguridad que los de cualquier medicamento convencional, lo que no siempre ocurre con los productos de dermofarmacia.

Por lo tanto, podríamos decir que la principal diferencia entre los productos dermocosméticos y los de dermofarmacia es que los resultados de los primeros suelen tener una mayor base científica.

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