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La pedagogía Reggio Emilia surge durante la Segunda Guerra Mundial de la mano del maestro y pedagogo italiano Loris Malaguzzi.
Con ella, su precursor pretendía romper las reglas del modelo educativo tradicional y dar a entender que los estudiantes son personas con una curiosidad innata y llenas de potencial, reconociendo su autonomía y protagonismo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Asimismo, defendía la idea de que cualquier niño puede aprender a través de la observación y experimentación, además de desarrollar su lado más creativo, si se sabe cómo encontrar y mantener su motivación. Este estímulo es clave para que la asimilación de conocimientos sea más efectiva.
Hoy en día, la pedagogía Reggio Emilia está pensada para implementarse en las etapas de Educación Infantil y Educación Primaria. Conoce otras estrategias de educación personalizada dirigidas a estos niveles educativos gracias al Curso en Estrategias de Aprendizaje de la Escuela de Innovación Educativa de la Universidad Europea.
Los 5 principios básicos sobre los que Loris Malaguzzi construye y fundamenta su teoría son:
Por naturaleza, los niños son exploradores a los que les gusta indagar y entender cómo funciona el mundo que los rodea. Es, por esta razón, que Loris Malaguzzi aboga por que los alumnos sean los protagonistas de ese aprendizaje que están generando. Para ello, se les debe dejar que aprendan también espontáneamente. Las planificaciones educativas son importantes, pero no pueden ser rígidas y cerradas.
El docente acompaña a los alumnos para que estos encuentren sus propias formas de entender lo que les rodea. Este debe proponerles actividades muy específicas, pero siempre teniendo en cuenta los gustos de los niños con los que está trabajando. No se trata de imponer un tema, sino de que exista una colaboración.
Un ambiente de aprendizaje es cualquier entorno donde se lleve a cabo un proceso de enseñanza-aprendizaje. Y lo cierto es que este puede ser un refuerzo para que el niño quiera indagar, experimentar y saber más sobre lo que tiene a su alrededor.
El autor de la pedagogía Reggio Emilia plantea la importancia de los rincones en Educación Infantil y cómo en cada uno de ellos sería recomendable que el estudiante pudiera sentirse inmerso, ya que esto le ayudará a reflexionar sobre los materiales y el espacio. Un rincón bien preparado y con “provocaciones” hará que el alumno quiera descubrir cosas por sí solo.
Para Loris Malaguzzi, las bases que se fundamentan en la familia influyen mucho en la vida de una persona. Al pasar tanto tiempo un niño en el colegio, este autor considera una buena idea integrar a la familia en este entorno con la intención de que los conocimientos y habilidades que adquiere dentro del centro educativo puedan trasladarse a casa y viceversa.
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Para ello, hay que conocer los gustos de los estudiantes y, a partir de ahí, plantear actividades acordes que favorezcan un conocimiento mucho más profundo. Esto es lo que se conoce como aprendizaje basado en proyectos, en el cual se prioriza el proceso que se lleva a cabo hasta alcanzar los objetivos educativos más que el resultado final.
Entre las principales ventajas de la pedagogía Reggio Emilia frente a las metodologías tradicionales, se encuentran:
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