Aproximadamente a los 10 segundos de nacer realizamos nuestra primera respiración. Al cabo del primer año, habremos respirado unos 250 millones de veces. Sin embargo, eso no significa que todos respiremos correctamente. De hecho, algunos niños desarrollan una respiración bucal, un hábito inadecuado que puede tener serias consecuencias para su salud y dicción.
Respiración bucal: Definición y causas
El patrón de respiración normal se produce por la nariz. Cuando respiramos por la nariz, las vías aéreas nasales calientan y humedecen el aire, lo cual mejora nuestra salud respiratoria. Además, los vellos que recubren los conductos nasales actúan como nuestra primera línea de defensa contra los agentes patógenos.
Sin embargo, hay personas que tienen el hábito de respirar por la boca, en cuyo caso se hace referencia a una respiración bucal. Generalmente se debe a una obstrucción que dificulta el paso del aire desde la nariz al aparato respiratorio, como una hipertrofia de las amígdalas o de las adenoides. La respiración bucal también puede deberse a una infección respiratoria, un cuadro de rinitis alérgica, una desviación del tabique nasal o una hipotonía muscular.
Las consecuencias de la respiración bucal en los niños
La respiración bucal puede causar una deformación del rostro, en especial en los niños pequeños ya que su desarrollo facial aún no se ha completado. También puede provocar problemas dentales como la mordida abierta, el paladar estrecho y la mandíbula retraída. Además, tener la boca abierta constantemente disminuye el flujo de saliva, lo cual aumenta la acumulación de bacterias en la cavidad oral, con la consecuente aparición de caries y mal aliento.
El respirador bucal también roncará por las noches, algo particularmente grave en los niños ya que los ronquidos pueden acompañarse de episodios de apnea que afectan la oxigenación del organismo y la calidad del sueño. Como resultado, esos niños estarán más cansados e irritables al día siguiente, lo cual disminuirá su capacidad atencional y afectará su aprendizaje.
Los respiradores bucales también pueden tener problemas de dicción. La respiración es una función del aparato estomatognático que interviene directamente en la producción del lenguaje. De hecho, la respiración es la base de la voz, de manera que, si no se realiza adecuadamente, puede producir cansancio vocal, el sonido no saldrá de manera natural, se distorsionará y el ritmo se acelerará. Eso causa alteraciones de la voz y el habla, una de las principales causas por las que los niños con respiración bucal acuden al logopeda.
¿Cómo corregir la respiración bucal?
El tratamiento para el respirador bucal dependerá de la causa del problema. Lo habitual es acudir primero a un otorrinolaringólogo que descarte cualquier problema fisiológico de base. También es conveniente acudir a un ortodoncista para que valore la posición de los dientes, maxilares y la articulación de la mandíbula.
Si existen problemas del habla, la voz, el lenguaje, la masticación o la deglución, el profesional más adecuado para tratar la respiración bucal es el logopeda. Este diseñará un programa de ejercicios para modificar el hábito de respirar por la boca, restablecer el uso de la cavidad nasal y favorecer una postura lingual adecuada.
El tratamiento para el respirador bucal puede incluir ejercicios de estimulación nasal y respiración con y sin objetos para facilitar la adquisición de la respiración nasal y su automatización. También incluye ejercicios que faciliten una articulación correcta de los sonidos, así como ejercicios con la lengua, los labios y la mandíbula para preparar la musculatura orofacial. Además, el logopeda trabajará la técnica de respiración de tipo diafragmático-abdominal y el modo respiratorio nasal, mejorando la postura siendo una parte muy importante para la consecución de los objetivos.
La buena noticia es que cuando el niño comienza temprano el tratamiento de logopedia para la respiración bucal, alrededor de los 4 años de edad, los resultados suelen ser muy positivos, de manera que es posible evitar los problemas asociados a este trastorno y en algunos casos incluso se pueden revertir las disfunciones orofaciales.
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