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Cómo se trata la dismorfia corporal desde el punto de vista nutricional

Medicina y Salud

Actualizado el 17 de Noviembre de 2025
mujer dentro de una caja de vidrio

La relación que las personas mantienen con su cuerpo es fundamental para el bienestar emocional y la calidad de vida. En algunos casos, cuando esta percepción se distorsiona de manera significativa, podemos estar ante un trastorno denominado dismorfia muscular, que afecta a millones de personas en el mundo.

La dismorfia corporal es un trastorno serio, pero también tratable donde intervienen profesionales relacionados con la nutrición, psicología y en algunos casos farmacólogos.

Si quieres ayudar a pacientes en trastornos como la dismorfia desde el punto de vista nutricional, puedes estudiar el Grado en Nutrición y Dietética en Madrid o el Grado en Nutrición y Dietética a distancia. Te formarás para abordar estos casos, aportando una perspectiva científica, empática y no estigmatizante que pone el foco en la salud y el bienestar por encima de la estética. Si te interesa contribuir a cambiar la vida de personas que luchan con estos desafíos, la nutrición y dietética puede ser tu vocación.

¿Qué es dismorfia?

La dismorfia se conoce de manera formal como Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) y es una condición de la salud mental donde la persona se preocupa de manera obsesiva por varios defectos percibidos en su apariencia física. Lo que se caracteriza en la dismorfia esos “defectos” no los perciben otras personas, pero quien la padece los interioriza como graves y muy problemáticos.

Esta preocupación va mucho más allá de la insatisfacción normal que podemos sentir con algún aspecto de nuestro físico. Las personas con dismorfia corporal dedican mucho tiempo a pensar en sus supuestos defectos, lo que modifica su vida cotidiana, las relaciones sociales, su desempeño académico o profesional y su bienestar en general.

Es importante entender que la dismorfia no es vanidad ni superficialidad, sino un trastorno real que causa un sufrimiento y que requiere atención profesional especializada.

Tipos de dismorfia corporal

Dentro de lo que se conoce como dismorfia corporal, existen diferentes manifestaciones o tipos, son los siguientes:

Dismorfia corporal general

En este caso, la persona se obsesiona con varios aspectos de su apariencia física que considera como defectuosos. Las áreas más afectadas suelen ser la piel (manchas, cicatrices, acné, etc.), la forma de partes del cuerpo en específico, simetría facial o contextura general. Aquellas personas que sufren este tipo de dismorfia suelen tener comportamientos como:

  • Mirarse constantemente al espejo.
  • Compararse con otras personas.
  • Buscar reafirmación sobre su apariencia de forma constante.
  • Evitar completamente espejos, fotografías etc.

Dismorfia muscular

La dismorfia muscular es conocida también como vigorexia. Afecta principalmente a los hombres, aunque cada vez más se observa a mujeres con sus síntomas. Las personas con dismorfia muscular se perciben a sí mismas como poco musculosas o débiles incluyo cuando tienen musculatura desarrollada. Este tipo de dismorfia puede llevar a comportamientos extremos como:

  • Realizar entrenamientos excesivos.
  • Uso de esteroides anabólicos.
  • Dietas restrictivas o hiperproteicas.
  • Malestar en caso de no poder realizar ejercicio.

La vigorexia tiene una relación directa con los trastornos de la conducta alimentaria y representa un reto importante para los profesionales de la nutrición.

Dismorfia relacionada con trastornos alimentarios

Hay una estrecha relación entre la dismorfia corporal y los trastornos de conducta alimentaria (TCA) como la anorexia nerviosa, trastorno por atracón o bulimia. En casos como este, la distorsión de la imagen corporal se centra en la forma del cuerpo y el peso.

Aquellas personas que padecen este tipo de dismorfia corporal se ven en ocasiones con sobrepeso cuando tienen un peso saludable o por debajo de él, lo que incrementa ciertos comportamientos peligrosos como la restricción alimentaria o la práctica de ejercicio compulsivo entre otras acciones.

Dismorfia facial

La dismorfia facial se conoce también como dismorfofobia, es un subtipo centrado en la preocupación por rasgos faciales específicos. Puede llevar a repetidos procedimientos e intervenciones estéticas y cirugías plásticas que, en pocas ocasiones satisfacen al completo al paciente, por lo que continúa percibiendo defectos incluso después de dichas intervenciones.

Causas de la dismorfia corporal

La dismorfia corporal no tiene una única causa, surge debido a la interacción de factores psicológicos, sociales y biológicos.

  • Factores biológicos: existe evidencia de que el TDC tiene un componente hereditario. Si tienes familiares cercanos con trastornos de ansiedad, depresión o dismorfia corporal, tu riesgo de desarrollar el trastorno puede ser mayor. Además, se han identificado alteraciones en ciertas áreas del cerebro relacionadas con el procesamiento visual y emocional en personas con dismorfia.
  • Factores psicológicos: las personas con ciertos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo, la baja autoestima, la tendencia a la autocrítica excesiva o la dificultad para regular emociones, pueden ser más vulnerables a desarrollar dismorfia corporal. Las experiencias traumáticas, especialmente relacionadas con burlas o críticas sobre la apariencia durante la infancia o adolescencia, también juegan un papel importante.
  • Factores socioculturales: vivimos en una sociedad que da una importancia desmedida a la apariencia física. Los medios de comunicación, las redes sociales y la publicidad nos bombardean constantemente con imágenes de cuerpos "perfectos" (muchas veces retocados digitalmente) que crean estándares de belleza inalcanzables. El uso intensivo de redes sociales, especialmente durante la adolescencia, se ha asociado con un aumento en los casos de dismorfia corporal. La cultura de los filtros, los likes y la comparación constante puede distorsionar gravemente la percepción que tenemos de nosotros mismos.

Síntomas de la dismorfia corporal

Estos son los principales síntomas para reconocer la dismorfia corporal:

  • Preocupación obsesiva por la apariencia: la persona dedica mucho tiempo pensando en sus supuestos defectos físicos.
  • Comportamientos repetitivos: se trata de comportamientos compulsivos como mirarse de forma excesiva en el espejo, comparaciones con otras personas, tocar repetidamente la zona que le preocupa, intentar camuflar el “defecto” con accesorios, ropa, maquillaje, etc.

Tratamiento de la dismorfia desde el punto de vista nutricional

Abordar la dismorfia corporal supone un enfoque multidisciplinar donde diferentes profesionales trabajen coordinadamente. Aquí es donde el papel del nutricionista-dietista, especialmente si ha cursado un grado en Nutrición y Dietética, resulta fundamental.

Intervención nutricional especializada: los profesionales de la nutrición se forman en el manejo de trastornos de la imagen corporal y conducta alimentaria, por lo que pueden ayudar en:

  • Educación nutricional basada en evidencia: desmontar mitos sobre la alimentación, el peso y la composición corporal que alimentan las distorsiones cognitivas. Muchas personas con dismorfia tienen creencias erróneas sobre qué alimentos son "buenos" o "malos", o cómo lograr cambios corporales específicos.
  • Normalización de la conducta alimentaria: en casos donde la dismorfia se relaciona con restricciones alimentarias o patrones desordenados de alimentación, el nutricionista trabaja para establecer un patrón de alimentación regular, equilibrado y flexible que cubra las necesidades nutricionales sin generar ansiedad.
  • Trabajo con la composición corporal: el nutricionista ayuda a la persona a comprender que la salud no se mide únicamente por la apariencia externa. Trabajando conceptos como el peso saludable desde una perspectiva no estética, la importancia de la funcionalidad del cuerpo y la diversidad corporal natural.
  • Intervención en casos de vigorexia: en el caso de los pacientes con dismorfia muscular, el nutricionista puede diseñar planes alimentarios adecuados que eviten los excesos proteicos o las restricciones extremas, siempre coordinado con el control del ejercicio físico que debe realizar el equipo terapéutico.

El nutricionista no trabaja solo, sino con un equipo multidisciplinar, por lo que una intervención óptima incluye:

  • Psicoterapia: la terapia cognitivo-conductual (TCC) es el tratamiento psicológico de primera línea para la dismorfia. Ayuda a identificar y modificar los pensamientos distorsionados sobre la apariencia y a reducir los comportamientos compulsivos.
  • Tratamiento psiquiátrico: en algunos casos, puede ser necesaria medicación, especialmente antidepresivos del tipo ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), que han demostrado eficacia en el TDC.
  • Apoyo médico general: para monitorizar el estado de salud física, especialmente si ha habido comportamientos de riesgo como restricción alimentaria, uso de sustancias o ejercicio excesivo.

Artículo publicado el 13 de Septiembre de 2024