Cada profesión cuenta con códigos propios, una especie de lenguaje técnico que facilita la transmisión de ideas e información entre los profesionales que comparten esa simbología de manera más rápida, clara y directa. La arquitectura también posee su propio lenguaje, el dibujo arquitectónico, que utiliza desde hace siglos para realizar bocetos de trabajo, planos de construcción y registros. Con el paso del tiempo, los instrumentos y las convenciones estándar han ido cambiando, pero la esencia y función del dibujo arquitectónico sigue siendo la misma.
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El dibujo arquitectónico es un tipo específico del dibujo técnico que se utiliza para realizar una representación gráfica y esquemática de los proyectos arquitectónicos que se desean construir, desde viviendas hasta puentes, carreteras o fábricas. Incluye tanto los bocetos y croquis como los planos arquitectónicos y constructivos, proyecciones, vistas y secciones ya que sirve como orientación para comprender y ejecutar las obras.
De cierta forma, es un lenguaje técnico estandarizado que utilizan los arquitectos, ingenieros civiles y otros profesionales de la construcción para transmitir información del proyecto o comunicar ideas y conceptos. Para ello, recurren a dibujos y símbolos gráficos que responden a una serie de normas técnicas reconocidas a nivel nacional y/o internacional que determinan detalles como la escala a utilizar o los tipos y espesores de líneas.
El dibujo arquitectónico determina la calidad final de una construcción y evita la improvisación en la obra. No solo se utiliza para visualizar el diseño, el estilo y las dimensiones de la obra sino también para distribuir el espacio y especificar los diferentes detalles, desde los materiales hasta los acabados, el sistema eléctrico y de climatización o cualquier otra característica especial.
Por definición, el dibujo arquitectónico también condensa información, ideas y soluciones para una obra, por lo que sirve para validar ideas, conceptos y proyectos. Es una forma de comunicación muy eficaz para que todos los actores involucrados en la obra puedan concebir y visualizar el resultado final.
El dibujo arquitectónico también funge como registro documental de la obra, por lo que forma parte de la documentación necesaria para solicitar los permisos correspondientes y recibir la aprobación por parte de las autoridades competentes.
El diseño de una obra suele evolucionar desde los primeros bocetos, generalmente una serie de trazos a mano alzada que condensan las primeras ideas, hasta los planos arquitectónicos bidimensionales en los que se proponen dimensiones, distribución del espacio, acabados y otros detalles hasta el proyecto ejecutivo, en el que se trazan a escala los detalles de la obra y se incluyen los aspectos estructurales, materiales y otros aspectos esenciales para su fabricación.
Para diseñar todo eso, los arquitectos suelen recurrir a diferentes tipos de dibujo arquitectónico, aunque los más comunes son:
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