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Ingeniería, Sostenibilidad
27 nov 2024

¿Qué es una auditoría energética y cuál es su importancia?

Editado el 27 Nov. 2024
auditoria energetica

Uno de los objetivos de las empresas o comunidades de vecinos es reducir el consumo energético real. Es así por un doble motivo: el económico y, especialmente, la apuesta por la sostenibilidad ambiental.

La auditoría energética se convierte en una tarea indispensable para lograr este propósito. Los estudiantes del Máster en Transición Energética en Madrid o su modalidad online de la Universidad Europea adquieren conocimientos y habilidades para desarrollar el rol de auditor energético, de este modo pueden ayudar a las compañías y a los ciudadanos en este proceso. Gracias a un trabajo colaborativo entre estos profesionales y los clientes, se logra hacer una gestión energética óptima. El respeto al medio ambiente pasa, necesariamente, por este proceso de vital importancia en las compañías.

¿En qué consiste una auditoría energética?

La auditoría energética es un análisis de procesos, hábitos y maquinarias relacionadas con el gasto de luz, agua, combustible y otros recursos.

Las principales herramientas de este procedimiento son la observación y el estudio. A través de ambas vías combinadas se pueden identificar problemas en el día a día y proponer soluciones. De este modo, las empresas o ciudadanos tendrán una guía para adaptarse al uso de la energía verde. Y contribuir así a la mejora del entorno inmediato y del contexto global.

El proceso de la auditoría es sencillo: el cliente solicita la colaboración del analista capacitado. Este se acerca a la sede o sedes de las empresas y realiza sus evaluaciones por diversos métodos preestablecidos.

Por último, emite un informe en el que se ofrece un detallado análisis sobre el uso energético. En caso de que este no sea del todo óptimo, el auditor plantea algunas soluciones. También es habitual proponer un plan de implantación para el cambio paulatino.

¿Para qué sirve una auditoría energética?

El principal objetivo de las evaluaciones energéticas de las empresas es que la dirección de la compañía obtenga información. Esta estará centrada en la situación de la propia marca en cuanto al uso de energía. Por supuesto, el proceso se inicia con el objetivo de mejorar.

La auditoría busca identificar los puntos flacos y recibir una serie de recomendaciones para mejorarlos cuantitativamente. Así se define en la Directiva 2012/27/UE, del Parlamento Europeo: “[Auditoría energética es] todo procedimiento sistemático destinado a obtener conocimientos adecuados del perfil de consumo de energía existente”. Según la norma, se puede aplicar a “un edificio o grupo de edificios, una instalación o un servicio”.

Además, el texto oficial indica que el fin último es: “Cuantificar las posibilidades de ahorro de energía a un coste eficiente e informar al respecto”.

Para ello el analista no puede ofrecer datos genéricos: ha de basarse en las particularidades de cada empresa o cliente. Y por ello se impone un análisis del gasto real, maquinarias utilizadas y protocolos implantados en cada empresa.

Partes de una auditoría energética

Aunque cada caso es distinto, se puede hablar de una serie de fases básicas de una auditoría energética. En general, cualquier persona que se dedique a esto tras formarse en el Máster en Transición Energética en Madrid sigue los siguientes pasos:

  1. Planificación

Es importante iniciar el proyecto estudiando la empresa o edificio que va a ser objeto del análisis. Para ello, en una etapa previa se planifican los tiempos y objetivos del estudio.

  1. Toma de contacto

La toma de contacto suele ser una entrevista con el cliente. En esta reunión se obtienen datos básicos: año de inicio de la actividad, edad del edificio, temperaturas medias de la zona, tipos de trabajos realizados… Toda esta información será muy relevante para enfocar la auditoría hacia los puntos débiles más previsibles.

  1. Estudio de campo

El estudio de campo consiste en la observación visual en el espacio. El auditor energético se dirige a la empresa o edificio para examinar el lugar. Es conveniente ir acompañados de un responsable que pueda resolver dudas que surjan en el momento.

En este paso se examinan los materiales de recubrimiento de paredes y techos o el tipo de acristalamiento. Esta información sobre las técnicas de construcción es muy relevante para plantear pequeñas mejoras.

Inmediatamente después se realiza un examen del confort térmico. Para ello, el especialista en auditorías energéticas pregunta a los usuarios sobre las condiciones de trabajo. Se busca identificar picos de calor, zonas de escape de la calefacción, etc.

  1. Simulación del comportamiento energético

Con toda esta información el especialista puede realizar una simulación del gasto energético. Gracias a ello, es fácil elaborar un informe preliminar y plantear actuaciones de mejora. 

  1. Toma de medidas in situ

Una vez elaborado el informe, conviene comprobar que lo planteado coincide con la realidad. Para ello, el especialista en gestión energética realiza mediciones in situ.

Se evalúa la humedad, la temperatura seca y húmeda y los flujos de calor de las máquinas. Además, han de examinarse los aislantes, los puentes térmicos, calderas, radiadores, etc.

  1. Análisis de los datos

La toma de medidas ofrece una cantidad de datos que hay que evaluar. De ello surge un diagnóstico que permite determinar si la empresa o comunidad tienen un buen nivel de gasto energético.

Lo habitual es encontrar algunos picos de consumo excesivo. Esto deriva en una alta facturación o incluso en un gasto desproporcionado para la actividad que se mantiene.

  1. Propuestas de mejora

En la mayor parte de ocasiones el auditor energético encuentra algunos de los problemas anteriores. Si es así, conviene plantear mejoras para ahorrar a nivel económico y energético.

Algunas recomendaciones habituales son:

  • Apuesta por las energías renovables.
  • Mejora del aislamiento de los espacios.
  • Renovación de la maquinaria.
  • Optimizar los ciclos de trabajo de las máquinas.

Tipos de auditorías energéticas

El protocolo indicado es el habitual cuando se cuenta con un auditor energético. Sin embargo, existen distintos tipos de auditorías:

  • Análisis de históricos: consiste en recopilar las facturas de luz y gas de los últimos años. Con esta información se valora la evolución en el gasto y los posibles cambios de hábito.
  • Auditoría autogestionada: empresarios o vecinos pueden evaluar su propio gasto y proponer mejoras. Para ello, es posible contar con una lista de mínimos y evaluar si se cumplen.
  • Inspección física: parte fundamental de la auditoría energética. Un paseo observando cada punto del inmueble puede ayudar a encontrar escapes y zonas de derroche de energía. También es útil para identificar malos hábitos por parte de vecinos o trabajadores.
  • Auditoría profesional: la opción más recomendable es contratar una auditoría profesional. Los auditores certificados cuentan con amplios conocimientos en ahorro energético. Y con la pericia necesaria como para desarrollar un plan de acción asumible por parte del cliente.

Una de las razones por las que estudiar energías renovables es la gran variedad de salidas profesionales que se pueden alcanzar. Si estás interesado en el campo de la energía y la sostenibilidad ambiental la Universidad Europea ofrece a través de la Escuela de Sostenibilidad muchas carreras y másteres para formarte de cara al mundo laboral.