La sensación de vacío o el dolor por la ausencia de una persona que ha fallecido suelen intensificarse en fechas señaladas como los cumpleaños o la Navidad. Con la llegada de las fiestas, aumentan los encuentros con nuestros seres queridos y, en ocasiones, estas reuniones familiares y con amigos pueden ser también un recordatorio de quienes ya no están.
Para ayudar a gestionar el duelo, la psicología propone distintas metodologías. Una de ellas es la técnica de la silla vacía, empleada en la terapia Gestalt, que ha demostrado ser eficaz para tratar emociones no resueltas asociadas a la ausencia. A continuación, veremos las claves de este tipo de tratamiento.
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La técnica de la silla vacía en psicología surge en el contexto de la terapia Gestalt, un enfoque terapéutico desarrollado por Fritz Perls en el siglo XX. Esta terapia destaca por su foco en las emociones del presente. Aunque tiene en cuenta acontecimientos pasados, se centra esencialmente en el impacto que estos tienen en los sentimientos actuales del paciente. El objetivo es que el individuo tenga mayor conciencia de sí mismo, lo que a largo plazo le ayudará a tomar medidas para sentirse mejor.
Una de las técnicas que se emplean en esta terapia es la de la silla vacía: se coloca un asiento frente al paciente y se le pide que imagine a la persona ausente (un ser querido, una figura importante en su vida) sentada en él. A partir de ahí, el paciente establece un diálogo con esta figura imaginaria, expresando pensamientos y emociones reprimidas. Esto le enfrenta con la realidad y le sirve para asumir lo ocurrido, un paso esencial a la hora de seguir adelante.
Uno de los usos más comunes de esta técnica es en el manejo del duelo. La pérdida de un ser querido puede dejar una huella profunda en las personas, que necesitan ayuda psicológica para expresar aquello que nunca dijeron o liberar emociones enquistadas.
En una sesión de terapia, el psicólogo guía al paciente para que confronte sus sentimientos de pérdida. Este es el paso a paso típico que se sigue en el caso de la silla vacía:
Al seguir estos pasos, se promueve el entendimiento interno, con lo que el paciente logra estar en paz consigo mismo. A través de este método, los individuos obtienen una sensación de cierre y pueden resolver conflictos internos para avanzar en su proceso de curación.
Como ocurre con cualquier herramienta terapéutica, la efectividad de la silla vacía depende de múltiples factores. A la hora de decidir si esta técnica es adecuada para un caso concreto, es importante prestar atención tanto a sus ventajas como a sus posibles inconvenientes.
Para que la silla vacía y otros métodos terapéuticos den sus frutos, es crucial contar con una formación sólida en psicología sanitaria. Programas como el Máster en Psicología General Sanitaria en Madrid o el Máster en Psicología General Sanitaria en Canarias, por ejemplo, te enseñan a aplicar correctamente estas técnicas y a abordar diversas problemáticas emocionales.
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