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Medicina y Salud
15 de Abril de 2024

Raspado y alisado radicular: qué es y para qué sirve

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Una buena salud bucodental no se consigue solo con un cuidado adecuado de los dientes. En una boca sana, las encías deberían presentar un estado rosado y firme, y no lucir rojas o inflamadas. Esto último podría ser síntoma de estar sufriendo alguna patología periodontal.

Este tipo de enfermedades afectan directamente a los tejidos que protegen y sujetan nuestros dientes y, para combatirlas, se debe llevar a cabo un tratamiento periodontal. Técnicas como la del raspado y alisado radicular se enseñan en el FP en Higiene Bucodental a distancia, uno de los programas más demandados de nuestra oferta de FP a distancia. También se pueden estudiar en modalidad presencial con el Grado Superior en Higiene Bucodental en Madrid, y abren la puerta a múltiples salidas profesionales de la higiene bucodental.

¿Qué es y por qué se lleva a cabo un raspado y alisado radicular?

El raspado y el alisado radicular son dos procedimientos fundamentales en el tratamiento de afecciones relacionadas con las encías o las enfermedades periodontales. Entre ellas, la gingivitis y la periodontitis son quizás las dos más comunes que requieren de este tipo de intervenciones.

Al utilizar cualquiera de estos procedimientos, se elimina la placa bacteriana o el sarro que se encuentra debajo de las encías y que requiere una limpieza minuciosa de las raíces de los dientes.

Un raspado o alisado radicular puede requerir de al menos dos o tres citas con el dentista, dependiendo de la gravedad del caso. Normalmente, el tratamiento se lleva a cabo siguiendo los siguientes pasos:

Primer paso: anestesia

Una vez el paciente está listo para el procedimiento, se le administra anestesia local para insensibilizar el área que se va a tratar.

Segundo paso: descamación

Utilizando un instrumento específico llamado cureta, con movimientos cuidadosos y precisos, se elimina la placa bacteriana y el sarro de los dientes y del borde de las encías.

Tercer paso: alisado

A continuación, se procede a suavizar las superficies ásperas en las raíces de los dientes para prevenir la acumulación futura de bacterias. También ayuda a adherir el tejido gingival a las raíces dentales

Cuarto paso: recuperación

Durante el proceso de recuperación, el paciente deberá seguir cuidados especiales. Mencionaremos algunos de ellos en el siguiente apartado.

Quinto paso: revisión

Tras el procedimiento, se requerirá una consulta de seguimiento con un especialista para que examine el estado de las encías. Entre las funciones del higienista bucodental, se encuentra valorar si es preciso realizar una limpieza quirúrgica exhaustiva en caso de que no se haya eliminado por completo la placa.

¿Qué hacer después de un raspado y alisado radicular?

El proceso de recuperación después de un raspado y alisado radicular puede durar de 4 a 7 días, según la extensión del área afectada. Durante este tiempo, es normal que los pacientes sientan ciertas molestias, como dolor o sensibilidad extrema al frío o al calor, así como un sangrado leve.

Algunas de las medidas que pueden tomarse para aliviar estas molestias y, a la vez, evitar la proliferación de nuevas bacterias, son las siguientes:

  • Realizar enjuagues de agua tibia con sal para disminuir las molestias y la inflamación.
  • Tras la recuperación, empezar a utilizar un enjuague bucal que tenga propiedades antimicrobianas.
  • Durante los días posteriores al tratamiento, evitar alimentos duros que puedan dañar las encías. Además, es recomendable continuar adaptándose a una rutina basada en una dieta saludable rica en frutas, verduras y vitaminas que combata la aparición de bacterias.
  • Cepillarse los dientes después de cada comida, al menos 2 o 3 veces al día.
  • Usar hilo dental o cepillos interdentales de manera frecuente para eliminar cualquier residuo que no pueda eliminarse con cepillo.
  • Utilizar un raspador lingual para limpiar y eliminar la placa de la lengua.
  • Abstenerse de fumar durante al menos 4 a 7 días, o hasta la consulta de seguimiento.
  • Programar revisiones regulares para realizar limpiezas y consultar al especialista qué es una tartrectomía dental con el fin de prevenir la recurrencia de la periodontitis. La frecuencia de las limpiezas debe determinarse según las necesidades individuales de cada paciente y su propensión a la acumulación de placa, pudiendo ser cada 3 meses, 6 meses, 9 meses o 12 meses.

En conclusión, cuidar nuestra salud bucal es fundamental no solo a nivel estético, sino también para prevenir enfermedades que pueden afectar directamente a nuestra calidad de vida. Por ello, adoptar una rutina de cuidado bucal adecuada y seguir las recomendaciones de un dentista con respecto a su cuidado, son pasos cruciales para asegurar una boca sana, una sonrisa duradera y un equilibrio en nuestro bienestar.