El control biológico de plagas es el proceso de reducción del conjunto de insectos o demás seres vivos que forman una plaga a través del uso de enemigos naturales. Las plagas suelen estar compuestas por insectos como depredadores y parasitoides, microorganismos como bacterias y hongos, o algunos extractos de plantas que tienen funciones alelopáticas, es decir, que poseen ciertos compuestos químicos que afectan a otras plantas.
El control biológico es una alternativa bastante eficaz que se utiliza desde hace algunas décadas bajo la idea de que factores como el cuidado del medio ambiente, la preocupación por la seguridad de los agricultores y consumidores, y la apertura de mercados orgánicos de frutas y verduras son muy importantes para la sociedad.
Para realizar un control eficiente de una plaga es necesario tener en cuenta diferentes factores:
- Identificar qué tipo de parásito está afectando a un cultivo. Además, es importante saber cómo actúa y qué ciclo de vida tiene.
- Identificar también el enemigo natural del parásito y en qué estadio de su ciclo de vida ayuda a controlar la plaga.
- Realizar una estimación aproximada del efecto nocivo que el parásito está teniendo en el cultivo.
- Hacer un cálculo aproximado de la población de enemigos naturales que son necesarios para controlar el parásito.
- Adquirir el enemigo natural teniendo en cuenta todas las precauciones necesarias para su transporte.
- Realizar todos los controles pertinentes para que el enemigo natural pueda extenderse por todo el cultivo de forma correcta.
- Hacer un seguimiento pormenorizado de la eficacia de los depredadores naturales.
- Implantar las medidas necesarias que ayuden a mantener las poblaciones de enemigos naturales.
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