Aunque es una enfermedad conocida desde hace décadas, la leishmaniasis ha visto un aumento significativo en su incidencia durante los últimos años. Factores como el cambio climático, los viajes internacionales con mascotas y el crecimiento de las áreas urbanas en regiones endémicas han contribuido a que esta patología provocada por insectos del género Leishmania afecte a un mayor número de animales.
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La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria causada por protozoos del género Leishmania que afecta tanto a animales como a humanos. Este parásito se transmite principalmente a través de la picadura de flebótomos infectados, conocidos comúnmente como "mosquitos de la arena". La enfermedad es endémica en regiones de clima cálido y húmedo, como el área mediterránea, aunque cada vez es más común en otras zonas por los motivos que hemos señalado al principio.
En los animales, especialmente en los perros, la leishmaniasis puede presentar complicaciones si no se trata a tiempo. Por suerte, los avances en la medicina veterinaria han permitido desarrollar tratamientos más eficaces que mejoran la calidad de vida de las mascotas afectadas.
La manifestación clínica de la leishmaniasis varía dependiendo del tipo de infección, que puede ser cutánea, visceral o una combinación de ambas. Pero, generalmente, los síntomas más comunes son los siguientes:
El diagnóstico precoz es crucial para evitar complicaciones graves. Por ello, se recomienda realizar revisiones veterinarias periódicas y pruebas diagnósticas en animales que vivan o hayan viajado a zonas endémicas.
Aunque los perros son las principales víctimas de la leishmaniasis, este parásito también puede infectar a otras especies de mamíferos, como, por ejemplo:
Para evitar un aumento de la incidencia de esta enfermedad, controlar la población de flebótomos y proteger a las mascotas es fundamental.
En la actualidad, los tratamientos de la leishmaniasis no logran eliminar completamente el parásito del organismo. Sin embargo, sí que se puede controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida del animal. Los protocolos incluyen:
Con un tratamiento efectivo, se puede lograr que la leishmaniasis no reduzca la esperanza de vida de nuestras mascotas.
La leishmaniasis no es contagiosa: no se transmite de forma directa entre un animal u otro, ni de los animales a los humanos. Para contraer esta enfermedad, es necesario que un flebótomo infectado con leishmaniasis actúe como intermediario. Por lo tanto, la prevención se centra en evitar las picaduras. Para ello se deben tomar las siguientes medidas.
La leishmaniasis es solo una de las muchas enfermedades a las que se enfrentan los veterinarios en su día a día. Por ello, las salidas de veterinaria son amplias y muy diversas: existen muchos tipos de veterinarios, desde los que trabajan en clínicas de animales domésticos, exóticos o salvajes, hasta los que se dedican a investigar enfermedades emergentes, laboratorio o control de calidad de alimentos entre muchas otras opciones.
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