Durante los últimos tiempos, la globalización ha brindado grandes beneficios a las empresas. Algunos se relacionan con una mayor apertura a nuevos mercados; otros, con los grandes avances tecnológicos de la era digital.
No obstante, esto ha intensificado la competencia entre empresas. Ahora, las organizaciones deben hacer frente a más desafíos para conservar o mejorar su competitividad empresarial.
¿Qué significa exactamente la competitividad empresarial? Tal como se estudia en el Máster en Dirección de Procesos Estratégicos y Operaciones, es la capacidad de las organizaciones para generar, mejorar o mantener su crecimiento y desarrollo dentro de un determinado marco socioeconómico. Descubre sus principales características y las mejores estrategias para potenciarla.
Un nivel sólido de competitividad empresarial resulta fundamental a la hora de ejecutar estrategias y campañas efectivas, así como para conseguir las metas de crecimiento empresarial establecidas.
Además de sentar las bases para un desarrollo exitoso, la competitividad empresarial permite conocer la salud o el estado de un negocio y, en consecuencia, saber cómo abordar su rentabilidad.
Es labor de cada organización buscar, cuidar y fortalecer sus ventajas competitivas. Cuando existe competitividad, una empresa puede embarcarse en un proceso de crecimiento e introducir nuevos productos o servicios, así como innovar en su oferta y mejorar sus prestaciones.
La importancia de la competitividad empresarial radica, por tanto, en las capacidades y recursos de la empresa para potenciar estrategias más eficaces, establecer una comunicación eficiente con sus clientes y generar un valor en su sector.
La competitividad empresarial se divide en tres categorías:
Para lograr la competitividad de una empresa, se consideran los siguientes factores:
Algunas de las estrategias más implementadas en la generación de competitividad empresarial son:
En definitiva, el propósito principal de la competitividad empresarial es hacer frente a nuevos desafíos empresariales y conseguir que nuestra organización se posicione de manera sólida en el mercado.
Por ello, es preciso que la propia empresa considere las acciones de la competencia y todos aquellos factores que le permitan enfocarse en mantener una buena presencia en el mercado, sin descuidar en ningún momento su capacidad para adaptarse a nuevos entornos.