Si estás pensando en cursar un máster en Abogacía para ejercer esta profesión, es probable que termines trabajando en un despacho de abogados. De hecho, los grandes bufetes de abogados en España, cuyo volumen de negocios supera los 2 500 millones de euros anuales, incrementaron sus plantillas en más de un 3 % en 2021, según el suplemento Expansión Jurídico. Sin embargo, aunque la abogacía es una de las profesiones más demandadas y prestigiosas, también requiere un gran compromiso personal ya que es necesario ir escalando posiciones poco a poco.
¿Cuáles son los roles en un despacho de abogados?
La estructura organizativa de una empresa, sea cual sea el sector donde opere, determina en gran medida su eficacia y, por ende, el éxito del negocio. El mundo jurídico no es la excepción. De hecho, aunque la estructura jerárquica de los despachos de abogados depende de su especialización y el volumen de clientes, muchos siguen un modelo basado en niveles que dependen de la experiencia y talento de los profesionales.
Un despacho de abogados con una estructura organizativa bien definida permite que cada persona conozca su rol, tareas, funciones y responsabilidades, lo cual evita malentendidos, interferencias y superposiciones, facilitando el funcionamiento de la firma, lo cual permite que el negocio crezca a buen ritmo y pueda adaptarse a los cambios del entorno con agilidad.
Generalmente se distinguen tres escalafones: abogados júnior, asociados y sénior. No obstante, cada despacho de abogados puede seguir su propio sistema, por lo que los más grandes suelen dividir la categoría de asociados en varios niveles.
- Abogados júnior o colaboradores
En la base de la estructura organizacional de los bufetes de abogados suelen encontrarse los profesionales más jóvenes, en calidad de colaboradores. Este tipo de abogados, también conocidos como júnior, tienen poca experiencia en el ámbito jurídico y legal, por lo que generalmente necesitan acompañamiento y orientación para desempeñar sus funciones por parte de profesionales más experimentados.
En los despachos de abogados más pequeños, estos profesionales pueden mantener una relación más directa con los clientes e incluso llevar casos sencillos para ir desarrollando las competencias necesarias. En los bufetes más grandes ejercerán fundamentalmente la función de asistentes, trabajando junto a un abogado sénior que definirá sus tareas y supervisará su trabajo.
- Abogados sénior o asociados
Generalmente, tras 4 o 5 años de ejercicio de la abogacía se puede ascender en la estructura organizativa del despacho de abogados. En este caso los profesionales pasan a ser asociados sénior, una figura polifacética ya que puede comenzar a trabajar y colaborar en los casos más complejos del bufete.
El abogado sénior mantiene una relación más directa y comprometida con los clientes atendiendo sus dudas y dando seguimiento a sus casos. Puede encargarse de preparar los casos y estudiarlos a fondo e incluso, si es necesario, llegar a juicio para representar al cliente en el tribunal.
- Letrados o socios
Según la experiencia jurídica, los éxitos cosechados a lo largo de los años de ejercicio y el valor de la cartera de clientes, los abogados pueden pasar a ser socios del bufete de abogados, lo cual los ubica en la cima de la estructura organizativa. Para alcanzar el estatus de socio se necesitan entre siete y diez años de ejercicio, como mínimo.
El abogado que ha pasado a ser socio en un despacho de abogados se encargará de la asesoría y defensa jurídica de los principales clientes del bufete, así como de captar nuevos clientes y mantener la cartera actual. También se ocupa de distribuir los casos entre los asociados, gestionar los equipos de trabajo y supervisar la gestión financieradel despacho de abogados. De hecho, su relación con el bufete ya no es solo laboral sino también mercantil, por lo que puede tomar decisiones de negocio.
Obviamente, cada cambio de jerarquía en la estructura organizativa de un despacho de abogados implica más responsabilidades, pero también un mayor reconocimiento profesional y, por supuesto, una retribución económica más cuantiosa.
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