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En un mundo cada vez más consciente del impacto ambiental, los certificados de ahorro energético (CAE) se han convertido en una herramienta clave para cuantificar y monetizar los ahorros de energía logrados. Tras aplicar una serie de medidas, certifican que se ha conseguido un ahorro energético real. Este sistema facilita la recuperación de parte de las inversiones en eficiencia energética, promoviendo una gestión más sostenible de los recursos.
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En este artículo explicamos en qué consiste este certificado, cómo obtenerlo, y su importancia para la sostenibilidad y el medio ambiente.
El certificado de ahorro energético (CAE) es un documento electrónico oficial que certifica la consecución de un ahorro de energía tras la implementación de medidas específicas de eficiencia. Este certificado también actúa como un incentivo para aquellos que han realizado inversiones en la reducción de consumo energético, premiando sus esfuerzos en eficiencia.
Este sistema está regulado en España por la Ley 18/2014, de 15 de octubre, que establece medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia. Sin embargo, fue en 2023, con la aprobación del Real Decreto 36/2023, cuando se permitió la comercialización de los CAE, posibilitando a las empresas comprar y vender estos certificados.
Gracias a esta medida, las empresas que deben cumplir con objetivos de reducción energética pueden colaborar financieramente comprando certificados de ahorro energético (CAE) a terceros que han implementado medidas de eficiencia energética verificadas. Así, aquellas compañías que no pueden o no desean realizar mejoras directas en sus instalaciones pueden cumplir sus compromisos adquiriendo CAE de quienes han logrado ahorros comprobados, impulsando así la inversión en eficiencia energética.
El CAE es clave para avanzar en los objetivos climáticos de la Unión Europea y está alineado con los compromisos internacionales de reducción de emisiones.
El certificado de ahorro energético es el resultado de un proceso riguroso que comienza con una auditoría energética, donde se analiza el consumo de energía de un edificio o instalación y se identifican las áreas donde se pueden implementar mejoras para optimizar el uso de la energía. El análisis abarca desde la eficiencia de los sistemas de climatización y ventilación hasta la iluminación y el aislamiento térmico, entre otros factores.
El proceso de obtención del certificado sigue estos pasos:
El certificado de ahorro energético (CAE) es emitido por los gestores autonómicos, quienes son responsables de administrar el sistema en cada comunidad autónoma.
Antes de su emisión, los ahorros energéticos deben ser corroborados por verificadores independientes acreditados por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Estos expertos se encargan de garantizar que las medidas de eficiencia implementadas cumplan con los requisitos normativos y que los ahorros energéticos reportados sean reales y cuantificables.
En cualquier caso, ambos organismos aseguran que las evaluaciones sean imparciales y que los criterios de certificación se cumplan de acuerdo con las normativas nacionales e internacionales.
Una vez emitidos, los certificados de ahorro energético (CAE) tienen una validez de tres años desde la fecha de finalización de la actuación que generó el ahorro. Durante este período, los CAE pueden ser vendidos o liquidados a empresas que están obligadas a cumplir con objetivos de ahorro energético.
En el sistema de certificados de ahorro energético (CAE) participan diversos actores clave. Los usuarios finales son quienes llevan a cabo las acciones de ahorro energético, ya sea por cuenta propia o a través de los sujetos obligados: empresas con la obligación legal de reducir su consumo de energía. Además, existen los sujetos delegados, quienes ayudan a los sujetos obligados gestionando la implementación de estas medidas en su nombre. A menudo, las mejoras técnicas son ejecutadas por instaladores o subcontratistas especializados.
Una vez implementadas las medidas, los verificadores de ahorro energético, acreditados por ENAC, revisan que los ahorros energéticos sean reales y cumplan con las normativas. A nivel regional, los gestores autonómicos gestionan el sistema en cada comunidad y emiten los CAE a través de una plataforma tecnológica.
Por último, el coordinador nacional se asegura de que el sistema funcione correctamente a nivel nacional y administra el Registro Nacional de CAE, donde se supervisan y registran los certificados.
La tecnología juega un papel fundamental en la obtención y renovación del certificado de ahorro energético, ya que facilita la monitorización y optimización del consumo energético en tiempo real. Herramientas avanzadas como los sistemas de gestión energética, sensores inteligentes y software especializado permiten a las empresas identificar oportunidades de mejora en sus instalaciones, reducir costes y aumentar la eficiencia.
Además, la adopción de tecnologías limpias y eficientes apoya una transición hacia una ecoeficiencia energética más amplia, que cumple con las normativas y también responde a las crecientes demandas del mercado y de los consumidores.
En conclusión, el sistema de certificados de ahorro energético (CAE) aporta múltiples beneficios. No solo incentiva la inversión en medidas de eficiencia energética, al mismo tiempo que permite a las empresas cumplir con sus obligaciones de ahorro de forma flexible, ya sea implementando mejoras directamente o adquiriendo certificados en el mercado.
Además, este sistema fomenta la participación de diversos agentes, creando un mercado dinámico que promueve el uso eficiente de los recursos. Al facilitar la monetización de los ahorros energéticos, el CAE impulsa la competitividad empresarial, reduce el impacto ambiental y contribuye al cumplimiento de los objetivos de sostenibilidad a nivel nacional y europeo.