Los Biofertilizantes y bioestimulantes son productos ecológicos que sirven para estimular el crecimiento de los cultivos. Cada vez están más presentes en las tareas del sector agrícola, pues permiten prescindir de opciones químicas que perjudican la tierra y reducen la calidad de las frutas y verduras. Los biofertilizantes orgánicos se convierten en uno de los recursos necesarios para la agricultura sostenible, que es el camino hacia el que se orienta este tipo de trabajo.
Esta es una de las herramientas que los estudiantes tienen la oportunidad de aprender al estudiar el Grado en Biotecnología en Madrid de la Universidad Europea. Gracias a esta titulación, que se imparte con un enfoque práctico e innovador, los alumnos adquieren conocimientos clave para generar alimentos saludables y contribuir a la creación de entornos menos contaminados.
Esta formación, también se puede estudiar en el campus de Valencia, abriendo las puertas a un campo laboral muy amplio, donde los especialistas en biotecnología vegetal son cada vez más demandados.
Los biofertilizantes son fertilizantes elaborados con residuos vegetales, hongos, bacterias y otro tipo de microorganismos.
Este tipo de mezclas, que huyen de los químicos, están equilibradas gracias a los biotecnólogos con un doble objetivo: por un lado, aportar a las plantas y al suelo los nutrientes necesarios para un crecimiento sano y vigoroso y, por otro, no perjudicar al medio ambiente.
Según la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes, este tipo de formulaciones contribuyen, de manera adicional, “al aumento de la captación de agua, nutrientes y minerales, la mejora la estructura del suelo y su aprovechamiento y al incremento de la producción agrícola”. Además, estos productos tienen una repercusión económica positiva para los explotadores agrícolas, ya que reducen los costes de producción.
A continuación, indicamos los diferentes tipos de biofertilizantes que existen.
Las bacterias de las familias Rhizobium, Azospirillum y Azotobacter están naturalmente en el suelo. Los fijadores las concentran en espacios determinados para que ayuden en la fijación de nitrógeno en las plantas, de este modo, los agricultores no tienen que utilizar suplementos químicos.
Los solubilizadores de fósforo reducen el pH del suelo y generan los contextos necesarios para la disolución del fósforo en la tierra. Están creados con bacterias que se encuentran en la rizosfera como el Bacillus subtilis o el hongo Penicillium bilaji.
Se busca fomentar la absorción de agua y nutrientes del suelo gracias a la aplicación de hongos como las micorrizas, que se pegan a las raíces de los cultivos. Ofrecen una gran defensa ante ciertos patógenos que pueden afectar a las plantas.
El objetivo de los promotores del crecimiento es favorecer el vigor de las plantas. Para ello, se usan microorganismos que generan de manera natural reguladores del crecimiento.
Los bioestimulantes son productos ecológicos específicamente diseñados para mejorar la productividad de un cultivo. Este objetivo se logra mejorando los mecanismos de absorción de nutrientes de los árboles frutales y de los vegetales.
La principal diferencia entre biofertilizantes y bioestimulantes es que los primeros aportan nutrientes y los segundos tan solo ayudan a las plantas a mejorar su capacidad de absorción de estos.
Al igual que ocurre con los biofertilizantes, existen diversos tipos de bioestimulantes líquidos y sólidos, dependiendo del objetivo que se persiga:
La presencia de biofertilizantes y bioestimulantes en la agricultura es cada vez mayor. Los países que conforman la Unión Europea tienen el compromiso de reducir el 50% de los químicos agrícolas antes de 2030, lo que ha fomentado la investigación y la producción de impulsores y protectores orgánicos.
Esto es lo que hace que una de las salidas profesionales en biotecnología sea esta: buscar la mejor alternativa a los fertilizantes tradicionales y ayudar a los agricultores a apostar por la sostenibilidad.
Aunque las sustancias naturales han estado presentes siempre en el campo, ahora se han convertido en productos muy eficientes, que se pueden aplicar en busca de unos objetivos concretos.
Estimular los procesos naturales de las plantas es, hoy, un reto que hay que superar para responder a las demandas de alimentos a nivel global.
Con más gente, menos terreno, menos agua y los efectos del cambio climático, conseguir mejores y mayores cosechas justifica el uso de los biofertilizantes y bioestimulantes en la agricultura.
Aunque existen algunos protocolos industriales que adaptan los procesos clásicos, la mayor parte de los biofertilizantes se realizan siguiendo métodos naturales.
Procesos como la degradación o fermentación de los elementos naturales protagonizan la etapa inicial. Posteriormente, esa preparación suele mezclarse con agua y se reserva durante un tiempo. Una vez vencido el plazo (suele ser de unos 30 días), la mezcla se pasa por un tamiz para retirar todos los restos y que solo quede el líquido.
Esta sustancia resultante es la que se ha convertido en biofertilizante líquido y se puede utilizar sobre las plantas y el suelo.
Si te interesa la biotecnología y sus diferentes aplicaciones, en la Universidad Europea puedes acceder a una gran variedad de carreras de Ciencias de la Salud donde escoger la opción que más te guste de cara a tu futuro profesional.