La llegada y posterior difusión de Internet ha traído consigo grandes beneficios y oportunidades. Las redes sociales, en particular, han transformado nuestra manera de relacionarnos y comunicarnos. No obstante, su disponibilidad, sencillez e inmediatez también entrañan algunos riesgos y están generando un efecto negativo: un aumento de los casos de adicción a las redes sociales, en especial entre los adolescentes y jóvenes, que son el colectivo más vulnerable.
Catalogada dentro de los problemas de adicciones conductuales, la dependencia de las redes sociales ya se estudia en algunos de los masters en Psicología de la Universidad Europea. No es para menos puesto que en España uno de cada tres adolescentes hace un uso “problemático” de Internet y las redes sociales, según reveló UNICEF.
Los adolescentes y jóvenes pasan cada vez más tiempo en las redes sociales. Los menores que cursan la Educación Secundaria Obligatoria pasan conectados a Internet 4 horas más que el tiempo que dedican a estudiar, según indicó el estudio “Familias hiperconectadas: el nuevo panorama de aprendices y nativos digitales”, elaborado por Qustodio e Ipsos.
El problema es que las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea pueden generar adicciones graves. De hecho, el 90,8 % de los adolescentes reconocen que se conectan a Internet todos o casi todos los días y el 96,9 % revelan que sienten alegría.
Esa “alegría” activa el sistema de recompensa del cerebro, el mismo que se encuentra en la base de la adicción a sustancias, de manera que cuando los jóvenes o adolescentes no pueden conectarse, empiezan a experimentar ansiedad, irritabilidad o tristeza. Así comienza el ciclo de la adicción a las redes sociales.
Es importante tener en cuenta que los adolescentes y jóvenes son más propensos a desarrollar una dependencia de las redes sociales debido a su tendencia a la impulsividad, la necesidad de pertenecer a un grupo y el deseo de reconocimiento social. Esas características convierten las redes sociales en una herramienta casi irresistible.
Algunos de los síntomas más habituales de la adicción a las redes sociales en los jóvenes son:
Además, si los padres intentan limitar el tiempo de uso, los jóvenes suelen reaccionar con inquietud y ansiedad o incluso con agresividad. Cuando las redes sociales se convierten en el centro de su vida, los adolescentes o jóvenes terminan aislándose de su entorno, a menudo sufren problemas de autoestima y tienen dificultades académicas ya que no dedican suficiente tiempo al estudio.
Para evitar la dependencia de las redes sociales es fundamental establecer un tiempo de uso, de forma que el joven o adolescente no esté conectado permanentemente. También se deben fomentar otras actividades gratificantes más allá del entorno digital para que puedan ampliar su círculo de intereses.
Cuando la adicción a las redes sociales es grave, es necesario recurrir a la terapia psicológica. El tratamiento se enfoca en enseñarles técnicas que le permitan controlar su comportamiento, fomentar respuestas de afrontamiento adecuadas, incluir actividades de ocio, estimular las interacciones sociales en persona, así como exponerse de forma gradual y controlada a los estímulos de riesgo, para prevenir las recaídas.
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