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“Pocas cosas hay más generosas que enseñar a los demás lo que sabemos, con la IA no puede ser menos”

13 may 2024

Para Senén Barro, uno de los autores del segundo informe del Observatorio de Inteligencia Artificial “no podemos dar la espalda a todas las posibilidades que nos ofrece la IA, y tampoco negársela a nuestros estudiantes, porque les estaríamos perjudicando”

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La educación superior sigue siendo crucial para la preparación de las personas antes de entrar al mundo laboral. A lo largo de la historia, el enfoque ha evolucionado hacia una mayor importancia en la experiencia práctica, pero sigue presente el reto de la personalización del aprendizaje, dentro de la filosofía de la cuarta revolución industrial.

Al igual que en el siglo XX se experimentó una democratización del acceso a la universidad, con la llegada de la Inteligencia Artificial quizás podríamos alcanzar la siempre soñada personalización de la educación, a través de una enseñanza-aprendizaje ajustado a las capacidades, el desempeño e incluso los intereses de cada persona.

Esta es una de las conclusiones del segundo informe del Observatorio de Inteligencia Artificial, resultado del trabajo realizado por profesores de la Universidad Europea de Madrid y la colaboración de expertos externos.

Senén Barro, físico y catedrático del área de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial y uno de los autores del informe, señala que “la idea de personalizar la educación siempre ha estado en nuestros deseos, pero ha sido posible solo para personas que tenían los recursos para ello. Sin embargo, esto es irreal cuando hablamos de una educación universal personalizada, a menos que la posibiliten las tecnologías inteligentes”.

En este sentido, explica: “hoy por hoy no es una realidad, ya que la tecnología actual básicamente se queda en el e-learning, facilitando el acceso a recursos de aprendizaje o tutores inteligentes básicos, pero no llega a ser un verdadero p-learning”.

ChatGPT, un asistente personal para el aprendizaje

Aunque reconoce que desde el sistema académico “nunca pensamos que herramientas como ChatGPT llegarían tan rápido, hoy ya son una realidad a la que no se puede dar la espalda, y menos en la educación”.

Su uso es evidente y desde que existe “yo he notado como las preguntas de los estudiantes en clase y la asistencia a las tutorías han disminuido, y tiene todo el sentido porque ChatGPT es una especie de ‘resolvedor’ de dudas, una herramienta que deja al profesor para cuando sus respuestas no son suficientemente buenas o se necesiten unas respuestas más sofisticadas. Esto ha de hacernos replantear nuestras clases y la forma de enseñar, igual que las calculadoras hicieron que por fin se dejase de insistir en hacer cuentas y se pasase a resolver problemas. La calculadora hizo de la virtud necesidad, y fijó el objetivo de aprendizaje no en el medio sino en el fin.”

Para él “Una IA personalizada para la educación no sería un robot, ni un solo paquete de software sino un conjunto de herramientas o asistentes capaces incluso de estimular nuestro aprendizaje para aprender más, mejor y más rápido. Una especie de asistente personal para el aprendizaje”.

Barro recuerda que desde las instituciones educativas es necesaria una política clara para que estas herramientas se incorporen al proceso de enseñanza-aprendizaje de la mejor forma posible, porque el problema puede surgir justo porque no estén bien integradas y los profesores no ayuden a un uso adecuado de las mismas: “Nuestros estudiantes van a utilizarlas de modo frecuente desde el primer día en el que salgan al mundo laboral, si no antes, y serán los propios empleadores los que les pidan que las usen para mejorar el desempeño de sus funciones”.

En este sentido el investigador es claro: “No podemos dar la espalda a todas las posibilidades que nos ofrece la IA, y tampoco negárselas a nuestros estudiantes porque nosotros mismos la utilizamos en nuestro trabajo docente e investigador y sería incluso una postura egoísta hacerlo. Pocas cosas hay más generosas que enseñar a los demás lo que sabemos, y esa generosidad ha de ser consustancial al ejercicio de la docencia”.

El riesgo de una brecha digital

Las circunstancias sociales más recientes y los últimos avances tecnológicos, especialmente en lo relativo a la inteligencia artificial generativa, hacen prever un nuevo paradigma del modelo universitario. Un sistema para el que tanto docentes como estudiantes deben estar preparados.

“Para sobrevivir, toda persona tiene que aprender tan rápido como cambia su entorno, y si quiere avanzar, tiene que hacerlo incluso más rápido” señala Barro, citando a José Antonio Marina. Y explica: “Ahora hay que aprender cada día; cada día es un periodo de aprendizaje y avanzar va a ser difícil sin tener en cuenta y apoyarse en las tecnologías inteligentes”.

Otra cuestión, matiza, es preguntarse si estas herramientas se van a universalizar en su uso: “podrían hacerlo, ya que su extensión al conjunto de la población sería factible, pero desgraciadamente puede que no sea así”.

Senén Barro advierte de que “a medida que estas herramientas aporten valor a los usuarios, aportarán un mejor posicionamiento en el mercado a quien las posea y comercialice, de modo que su precio se irá encareciendo. Los gobiernos tendrán que actuar al respecto, garantizando que todo el mundo tenga acceso a una buena educación aunque no tenga recursos para pagarla, y no habrá una buena educación en el futuro prescindiendo del uso de estas herramientas”.

Con el objetivo de emitir un informe anual en el que se recoja el estado actual de madurez de la IA y su previsible desarrollo a corto y medio plazo, la Universidad Europea creó el pasado 2023 un observatorio de Inteligencia Artificial enfocado en Educación Superior. Este observatorio está integrado por prestigiosos profesionales en el ámbito académico y/o industrial, por profesores senior de la Universidad Europea de Madrid, y por personal no docente con interés en esta disciplina, por sus posibles aplicaciones en el entorno universitario.