Si tuviéramos que definir qué es la restauración colectiva, seguramente no nos venga ninguna a la menta de primeras. Este concepto, seguramente desconocido para muchos hasta la fecha, está más presente en nuestras vidas de lo que creemos: en colegios, oficinas de trabajo, residencias, hospitales…
La restauración colectiva consiste en la prestación de servicios de preparación de alimentos y cocinado, distribución de comidas y asistencia técnica por parte de empresas de restauración a otras entidades públicas y privadas que las subcontratan.
Ahora que ya tienes una idea general, te daremos más detalles sobre qué es la restauración colectiva y te contaremos por qué instituciones y empresas recurren a ella, así como cuál es el papel del dietista-nutricionista en este sector. ¡Sigue leyendo y descúbrelo!
Características de la restauración colectiva
A diferencia de la comercial, la restauración colectiva y social se caracteriza por las siguientes cosas:
- Haber un contrato escrito entre una empresa de servicios de restauración y una entidad adjudicadora o cliente.
- Dirigirse a colectivos que difícilmente tienen la posibilidad de elegir el servicio del que disfrutar.
- Proporcionar el servicio en las instalaciones del cliente y de acuerdo con su organización y métodos de trabajo.
- Existir la obligación de respetar los acuerdos o los convenios en vigor.
- Tener un precio social. El coste de la comida de restauración colectiva y social es inferior al de los establecimientos de restauración comercial y se pacta previamente.
- Ajustar sus servicios a las necesidades y requisitos alimentarios de los diferentes grupos de usuarios.
¿A quién se dirige la restauración colectiva?
Los servicios de la restauración colectiva están pensados para personas que estudian, trabajan o viven en sitios como, por ejemplo: instituciones educativas, hospitales, centros de atención para personas mayores, administración pública y empresas privadas, cuarteles de las fuerzas armadas y de seguridad del Estado y centros penitenciarios, entre otros.
Por tanto, podría decirse que los usuarios de la restauración colectiva y social más habituales son:
Instituciones educativas
En el caso de guarderías, colegios, institutos, universidades y residencias de estudiantes, los principales usuarios de la restauración colectiva son los estudiantes y docentes, además del personal administrativo.
Los servicios de estos sitios suelen estar centrados en ofrecer un menú programado, equilibrado y adaptado a las necesidades de estas personas, así como a sus intolerancias alimentarias. También, especialmente en guarderías y colegios, suele contratarse monitores para que cuiden de los más pequeños durante el servicio de comedor y les ayuden con ciertas tareas.
Clínicas y hospitales
Pacientes y profesionales de la salud son los principales usuarios de la restauración colectiva en clínicas y centros hospitalarios. En estos lugares, además de ajustarse a las necesidades y/o historiales clínicos, las empresas de restauración extreman las precauciones de higiene.
Residencias de mayores
La restauración colectiva de los centros de asistencia geriátrica se centra en proporcionar un menú variado, sano y adecuado para personas de la tercera edad y asistirlas en aquello que puedan necesitar. Este servicio también está dirigido a los trabajadores.
Empresas públicas y privadas
Como es lógico, los principales beneficiados de este servicio son sus empleados. Para ellos, las empresas de restauración crean menús saludables y aptos para todo tipo de comensales (alergias, cuestiones éticas, etc.), además de ofrecer servicios adicionales como, por ejemplo, diseño de cocinas para comedores de empresa (si las instalaciones tienen o se quiere contar con una), mantenimiento de equipos, catering para eventos o vending, entre otros.
Objetivos de la restauración colectiva
La restauración colectiva no se limita a “dar de comer” como muchos podrían simplificar. Su función va más allá y tiene un componente social como bien puede verse en los objetivos que persigue:
- Proporcionar un servicio y una comida con unos estándares de calidad altos.
- Asegurar la seguridad alimentaria mediante un programa de autocontrol basado en el análisis de peligros y puntos de control crítico, unas buenas prácticas de fabricación y manipulación, y una trazabilidad de las materias primas utilizadas y de los productos elaborados.
- Garantizar los derechos laborales de todas aquellas personas que trabajan en las empresas de servicios de restauración: no discriminación, salario justo, formación continua, bajas y permisos temporales, etc.
- Apostar por una alimentación sana y equilibrada.
- Promover la educación nutricional entre la población.
- Favorecer la sostenibilidad alimentaria: contar con alimentos de producción agroecológica y de proximidad, incorporar aspectos medioambientales (eliminación de residuos, reducción de la huella de carbono, consumo eficiente de energía...), etc.
- Mantener la buena reputación del sector de la restauración colectiva.
El papel del nutricionista en la restauración colectiva
Hoy en día, tener una dieta variada y equilibrada es la base de una vida sana. Esta idea cada vez está más extendida entre la población y las empresas de restauración colectiva son conscientes de ello. Por esta razón, muchas han ido incorporando nutricionistas-dietistas en sus plantillas laborales.
Estas personas suelen ser titulados en el grado de Nutrición y Dietética a distancia y se encargan de planificar, valorar y elaborar menús adecuados a las necesidades de los colectivos a los que van destinados; velar por la seguridad alimentaria; realizar talleres o impartir formaciones relacionadas con la nutrición, entre otras tareas.
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