
Depresión infantil y juvenil: síntomas, diagnóstico y tratamiento
9 de Diciembre de 2025

La infancia y la adolescencia son etapas marcadas por el descubrimiento, la emoción y el aprendizaje. Sin embargo, en algunos casos, el bienestar emocional puede verse alterado por una realidad que muchas familias aún desconocen o subestiman: la depresión infantil.
Conocer los síntomas para detectar y abordar la depresión en edades tempranas resulta esencial. Si deseas especializarte en salud mental infanto-juvenil, puedes estudiar programas como el Máster en Psicología Infantil presencial en Madrid o el Máster online en Psicología Infanto - Juvenil en modalidad online de la Universidad Europea, que ofrecen una formación completa y actualizada para afrontar estos desafíos.
En este artículo veremos cuáles son los síntomas más comunes, cómo se diagnostica y qué técnicas existen para tratar la depresión en niños y adolescentes.
Síntomas de la depresión infantil y juvenil
Identificar la depresión en los más jóvenes puede resultar complejo, ya que muchas veces los síntomas se confunden con comportamientos propios del crecimiento. Sin embargo, existen señales de alerta a las que padres, profesores y cuidadores deben prestar atención:
- Cambios bruscos en el estado de ánimo o irritabilidad persistente.
- Pérdida de interés por actividades que antes disfrutaban.
- Problemas de sueño ya sea insomnio o exceso de sueño.
- Dificultades de concentración y bajo rendimiento escolar.
- Alteraciones del apetito y del peso.
- Comentarios sobre la muerte o falta de esperanza.
La depresión en niños no siempre se manifiesta con tristeza visible; en ocasiones, se expresa a través de conductas disruptivas o somatizaciones (por ejemplo, dolores de cabeza o estómago sin causa médica aparente). Además, la forma en la que se presenta puede variar, desde episodios leves hasta cuadros más graves que requieren intervención profesional.
Es también importante diferenciar la depresión de otros procesos emocionales naturales, como el duelo infantil, que pueden surgir tras la pérdida de un ser querido o un cambio importante. El apoyo emocional y la observación cercana son fundamentales para distinguir entre ambas situaciones o entre los distintos tipos de depresión.
Diagnóstico de la depresión infantil
El diagnóstico temprano es clave para prevenir consecuencias a largo plazo. Generalmente, se realiza mediante entrevistas clínicas, cuestionarios estandarizados y observación directa del comportamiento del menor. Los profesionales especializados, como psicólogos y psiquiatras infantiles, analizan el contexto familiar, social y escolar para establecer un diagnóstico preciso.
En este proceso, las funciones del psicopedagogo también resultan esenciales. Este profesional colabora con el equipo docente y la familia para detectar dificultades emocionales o académicas que puedan estar relacionadas con la depresión.
Cabe señalar que los síntomas depresivos pueden ir acompañados de otros trastornos, como la ansiedad en niños. En estos casos, un enfoque multidisciplinar permite diseñar estrategias terapéuticas más efectivas y adaptadas a cada situación.
Cómo tratar la depresión infantil y juvenil
El tratamiento de la depresión infantil combina distintas estrategias terapéuticas según la gravedad del cuadro, y hay que prestar atención a los síntomas para saber cuándo ir al psicólogo. Es importante hacerlo en cuanto estos interfieran significativamente con la vida diaria.
Para tratar la depresión en la consulta, la terapia cognitivo-conductual es uno de los enfoques más utilizados, ya que ayuda a los menores a identificar pensamientos negativos y reemplazarlos por otros más realistas y positivos. La intervención temprana no solo mejora el pronóstico, sino que también reduce el riesgo de recaídas en la adolescencia o en la adultez.
En determinados casos más complejos, puede ser necesario el apoyo médico o farmacológico, supervisado por especialistas en salud mental infantil. Este tipo de atención suele integrarse dentro de las diversas especialidades de medicina relacionadas con la psiquiatría y la neurología.
Además, el acompañamiento familiar desempeña un papel crucial. Los padres deben fomentar la comunicación abierta y crear un entorno seguro donde el niño se sienta escuchado. En algunos casos, se recomienda que toda la familia participe en el proceso terapéutico para mejorar las dinámicas de apoyo y comprensión mutua.
Como vemos, la depresión infantil y juvenil no es una etapa que los niños “superen con el tiempo”, sino un problema de salud mental que requiere comprensión, detección y tratamiento adecuados.
Las nuevas generaciones de profesionales en psicología tienen la oportunidad de marcar la diferencia en la vida de muchos menores. Si te interesa el sector sanitario, y más concretamente todo lo relacionado con la psicología en niños, puedes explorar los diferentes masters en Ciencias de la Salud que ofrece la Universidad Europea y especializarte en la rama de la salud que más te apasione.