En verano hay muchos niños que pasan más tiempo delante de las pantallas, y eso puede ocasionarles problemas de sueño, pesadillas y despertares nocturnos
La OMS desaconseja la exposición a las pantallas en bebés de hasta 2 años y recomienda entre media hora y una hora al día para niños de 2 a 5, y una hora a partir de esa edad, pero con descansos de 20 segundos cada 20 minutos. También es aconsejable guardar una distancia de al menos 35 centímetros del móvil, 50 centímetros del ordenador y unos cinco metros del televisor.
“La exposición a las pantallas por parte de los niños no es perjudicial en sí misma, pero si el móvil o la tablet desplazan al resto de actividades, es cuando el riesgo de desarrollar una adicción patológica se hace patente. Además de los problemas para la visión de los que advierten los oftalmólogos, la luz azul que emiten los dispositivos estimula al cerebro y puede alterar significativamente los ciclos de sueño e incluso causar insomnio”, alerta Jesús Linares, profesor de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea.
El experto recuerda que el abuso de las pantallas en los niños afecta a su capacidad de concentración, aprendizaje, empatía, manejo de la frustración y control de los impulsos, que son habilidades claves para la interacción social.
Por eso, antes de que aparezcan estas señales, recomienda limitar el tiempo de acceso a los dispositivos y controlar el tipo de contenido que consumen nuestros hijos, bien a través de las herramientas de control parental o acompañándolos mientras juegan o utilizan sus aplicaciones favoritas. “Además, podemos aprovechar el verano para fomentar un uso productivo de las pantallas, buscando en familia, por ejemplo, curiosidades de los lugares que visitaremos durante las vacaciones o suscitando su interés por algún tema concreto”, recomienda Linares.