- Estudios muestran que los hábitos alimentarios más sostenibles “no solo son mejores para el planeta, sino también para la salud humana”, por eso cada vez más se apuesta por la reducción del consumo de productos animales, el aumento de dietas basadas en plantas y los productos con certificaciones ecológicas
- Expertos de la Universidad Europea aseguran que “a medida que la población se vuelve más consciente del impacto negativo de la producción industrial de alimentos en el medio ambiente, como la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la emisión de gases de efecto invernadero, hay una tendencia creciente a consumir productos con menor huella ecológica”
Las preocupaciones medioambientales junto al aumento exponencial de acceso a la información gracias a la digitalización están permitiendo que “tanto profesionales del sector como el público en general estén más informados que nunca sobre los efectos de la dieta en la salud a largo plazo. Esto motiva a muchas personas a mejorar sus hábitos alimenticios, adoptando dietas equilibradas y conscientes del impacto ambiental”, asegura la nutricionista y profesora de Farmacia y Nutrición de la Universidad Europea, Luisa Andrea Solano Pérez.
El consumo de productos locales y sostenibles está ganando cada vez más popularidad impulsado por la creciente preocupación por el cambio climático. La reducción de la huella de carbono y el apoyo a productores locales son algunas de las razones que están influyendo en esta tendencia. Además, “los consumidores asocian estos productos con mayor frescura y calidad nutricional, lo que refuerza su atractivo”, señala Luisa Andrea Solano.
Estas inquietudes también están jugando un papel clave en la adopción de determinados hábitos. “A medida que la población se vuelve más consciente del impacto negativo de la producción industrial de alimentos en el medio ambiente, como la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la emisión de gases de efecto invernadero aumenta la tendencia a consumir productos con menor huella ecológica”. Esto incluye la reducción del consumo de carne y productos animales, el aumento de dietas basadas en plantas y la preferencia por productos con certificaciones ecológicas.
Por otra parte, la educación nutricional también está siendo un factor transformador en los hábitos alimenticios, especialmente en la última década. “A través de campañas gubernamentales, programas escolares y la divulgación de profesionales se ha promovido un aumento de la conciencia sobre los riesgos de los alimentos ultra procesados, que contienen aditivos perjudiciales para la salud”, explica la nutricionista al tiempo que destaca que, por este motivo, “los consumidores están optando cada vez más por alimentos frescos y naturales, reduciendo su consumo de productos altamente procesados”.
Por el contrario, el auge del marketing de productos orgánicos y saludables “ha despertado dudas sobre si se trata de una moda pasajera o un cambio de fondo”, afirma la docente de la Universidad Europea. Aunque el interés de los consumidores por mejorar su salud parece genuino, “es importante evitar que las estrategias de marketing aprovechen esta tendencia de manera superficial, ya que no todos los productos orgánicos ofrecen beneficios nutricionales superiores”, asevera Luisa Andrea Solano Pérez.
Además, la profesora Solano destaca que el rol de los jóvenes en esta transición hacia hábitos alimenticios más sostenibles es notable. "Las nuevas generaciones están más inclinadas a adoptar estilos de vida saludables y son más conscientes del impacto ambiental de sus decisiones alimentarias", señala. Esto se traduce en un aumento en el consumo de dietas basadas en plantas y un mayor interés por productos locales y de temporada. "La participación de los jóvenes en movimientos de sostenibilidad está impulsando cambios significativos en la oferta de alimentos y en la forma en que se comercializan", añade.