La clave para que la vuelta a las obligaciones resulte más llevadera, es vivirla como una oportunidad para cambiar aquellos aspectos de nuestra realidad que menos nos gustan
Las vacaciones implican una ruptura de la repetición de hábitos que conforman la rutina. Las personas con un estilo de vida más ordenado pueden tener dificultades a la vuelta, cuando tienen que retomar su día a día. Los expertos recomiendan convertir el inicio del curso en un momento ilusionante y esperanzador que nos permita descubrir nuevos retos personales y profesionales.
“En un contexto tan cambiante, la depresión o síndrome postvacacional empieza a ser una leyenda urbana. Pero el regreso a la rutina implica siempre un momento de choque, de enfrentarse a la realidad, que dependiendo de cómo sea ésta, puede resultar más o menos difícil y afectar negativamente al ánimo de las personas”, explica Fátima Gómez, profesora de Sociología de la Universidad Europea. Por eso es conveniente que unos días antes de reincorporarnos al trabajo intentemos retomar los horarios de forma escalonada, de modo que nos cueste menos acostumbrarnos al día a día cuando no tengamos más remedio que hacerlo.
También es recomendable cuidar la alimentación y hacer ejercicio, ya que potenciando los hábitos de vida sana se allana el camino al resto de costumbres. Comer de forma equilibrada, además, impacta positivamente en nuestra salud mental, por lo que es recomendable aumentar el consumo de frutas, verduras y legumbres para dar la bienvenida al otoño.
“Pero lo más importante de todo, es la actitud”, asegura la profesora Fátima Gómez. “Cada vez más estudios de opinión corroboran que el final de las vacaciones y el inicio de un nuevo curso representan un momento ilusionante y esperanzador para muchas personas. Plantearse nuevos retos, valorar el reencuentro con los compañeros y amigos, y disfrutar la comodidad del hogar, ayudará a dar esquinazo al famoso síndrome postvacacional”.